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El día de la Bestia.


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Aquella mañana, mientras preparaba los trastos a pie de playa, el fugaz pensamiento de si esa jornada de pesca sería una de esas que no se olvidan, pasó por mi mente como en cada salida. Poco podía imaginar que me aguardaban fuertes emociones.

Salí encarando las olas que generaban el mar de fondo y la brisa, que eran de buen tamaño y me mojaron enterito antes de dejarlas atrás. El estado del mar me había hecho desistir de instalar la sonda, y me llevé sólo el material imprescindible. Solté los señuelos y me dispuse a curricar en las inmediaciones de la bocana del puerto deportivo, a la espera de la incorporación de Miguel y de Vicente (un joven y nuevo compañero de fatigas que tiene muy buena mano pescando a fondo), que salían desde el puerto.

Las picadas no se hicieron esperar y se produjeron algunas capturas de jureles y doraditos, la mayoría de ellos devueltos al agua por su escaso tamaño. Y se produjo el primer momentazo del día; una buena picada, la clavo, tras una tímida batalla, lo veo venir, un espetón de buen tamaño. Pero ¿ que hace ? ¡Viene a toda leche hacia el kayak, dando saltos incluso hacia delante! Cobro el hilo a toda pastilla a la vez que caigo en la cuenta de lo que está pasando: un torpedo hace dos quiebros detrás de él y el espetón pega un brinco y consigue desclavarse.

Me quedo atónito viendo a los dos peces inmóviles, el espetón en la superficie y el dorao a cuatro metros de él a media agua esperando a que se arranque. Era como esos lances de caza (he sido cazador por tradición familiar) en los que recuerdo al perro clavado "de muestra" ante la pieza agazapada en un arbusto, como una estatua. Tras unos segundos, la víctima se arranca y la anjova se lanza a toda velocidad, una fuerte sacudida en la superficie... todo queda en calma, y el mar vuelve a poner cara de aquí-no-ha-pasao-ná.

Lancé varias veces con poca ilusión, pues era evidente que el bicho habia llenado la panza. Curricamos un rato más y nos fuimos al pantalán, Vicente estaba loco por pescar a fondo (me acordaba de El Serviola en aquella quedada por ésta zona (mi primera,por cierto), no sé qué tienen esos tubos que atraen como un imán. Lástima que no haya tanta pesca como antaño.

Las condiciones habían mejorado y nos pudimos fondear sin problemas. Subieron varias piezas, pagres, serranos, vidriadas, la mayoría capturadas por Vicente y Miguel a fondo con gusano. Yo opté por probar a corcho con gamba, por si hubieran doradas comiendo en los tubos, sin suerte.

Empezó a empeorar, soplaba un incómodo viento del sureste que hizo que el mar se encabritara rápidamente. Decidimos volver. Colocamos de nuevo los curris y nos pusimos en marcha. Después del encuentro con el dorao de caza, había puesto la rapala más grande que llevaba, de 15 cm. en una caña cuyo carrete chilla como un condenao, y en la otra caña, a mi derecha, mantuve la metralleta de plumas y la rapalita de 7 cm al final, con la que había enganchado el espetón-conejo en un carrete que tiene buen freno pero es mudo total, se rompió hace tiempo la carraca.

Nos pusimos a remar a unos 500 mts de la playa, no más de 5 mts. de profundidad, intentando mantener más o menos un rumbo y un ritmo lo más estable posible, pero el fuerte viento por nuestro costado trasero y las olas cruzadas, lo hacían francamente difìcil. Normalmente vigilo de reojo el puntero de la caña y el carrete mudo, al que le abro más el freno, pero con el mar como estaba y las pocas picadas que hemos tenido en esa zona, me concentré en navegar.

Al poco, la maniobra se me complicaba por completo, el kayak tenía tendencia a girar en dirección al viento y las olas.......

Cuando me giré, no daba crédito. La bobina estaba vacía y en el nudo. La caña, como un arco.

Tiré la pala, agarré la caña y conseguí recuperar unas cuantas vueltas de hilo. Era como si hubiese enrocado. Aquello no iba ni palante ni patrás. No puedo haber enrocao -pensé- porque es fondo arenoso y llevo señuelos de superficie. Si es pescao y no ha roto ya, éste no rompe. Coloqué la caña de nuevo y saqué rápidamente la del señuelo grande -tiene huevos-. No quería enredos con un bicho gordo cerca del kayak. Con la caña de nuevo en las manos, bombeé tratando de recuperar hilo con el freno cerrado, había sacado casi 300 mts. de línea del 40. A todo ésto, mis compañeros ya habían sido alertados y se acercaban intrigados.

De repente, aquello cobró vida. Un fuerte tirón y el kayak se puso en movimiento. En pocos segundos, llevaba una velocidad increíble, contra el viento, las olas y la deriva. La caña bien apoyada en la ingle (me hizo un buen moratón), se comportaba bien. Es una caña de jiggin de las baratitas, pero aguantaba sin problemas la tensión extrema y los cambios de ritmo que ofrecía el bicharraco. Me acordé de aquel excelente artículo publicado por Pradillo en FederPescaMar el año pasado sobre pesca extrema en kayak por éstas aguas, donde narraba las carreras de esos bichos.

¡¡ Eh, segidme !! ¡¡ no me dejéis sólo con ésto!! -les grité a los compañeros. ¡¡ Eso será si puedo!! -contestó Vicente. Miguel, más alejado, contemplaba boquiabierto la escena: yo aferrado inmóvil a la caña, tratando de encarar las olas, y detrás de mí Vicente paleando como un loco. El chaval es joven y fuerte y palea bien. Pero en ocasiones se quedaba atrás. El viento me tiraba a la cara la espuma que saltaba a ambos lados de la quilla, y hubo momentos en los que la velocidad superaba lo maximo que yo haya alcanzado remando en condiciones favorables. Era como ir remolcado por una barca. Increíble. Una zodiak pasó cerca y miraban los cuatro como embobaos.

Te sientes tan pequeñito .... Ese bicho estaba haciendo lo que quería conmigo, se empeñó en llevarme de vuelta al pantalán contra viento y marea y casi lo consigue. Creo sinceramente que, de haber ido sólo, hubiese cortado la línea en la primera embestida, no me siento preparado para enfrentarme en solitario a semejante situación y menos en el estado que se encontraba el mar. Incluso creo recordar que Vicente gritó algo así "¡Si lo ves chungo,corta. Tienes que cortar como seä".

Pero yo no estaba dispuesto a cortar, al menos por el momento. La presencia de los compañeros me aportaba calma y confianza -"En algún momento se parará, digo yo."

Y por fin se paró, en seco. Empecé a recuperar línea poco a poco y pensé en El Viejo y el Mar -"Pez, no sé si conseguiré llevarte conmigo, pero al menos déjame ver a lo que me he enfrentado" . Y apareció el barquito.

Estábamos en la zona donde realizan prácticas de vela y windsurf y un velero se acercaba. Cuatro gritos y muchos gestos para hacerle entender lo que pasaba, pareció que entendía y cambio el rumbo, pero de repente hizo la maniobra y se cruzó bruscamente, pasando a 50 mts. Tras el enganchón, se partió la línea.

Me quedé abatido en el kayak en silencio, acordándome de toda la familia del artista de la vela.

No puedo concretar ni el tiempo ni la distancia recorrida, por los nervios y la emoción, pero fueron interminables, lo mismo que éste post, jojojo,

Pero fueron los minutos más intensos que pueda desear cualquier pescador, quizá sea el pez de tu vida, y quería compartirlo con todos vosotros. En mi caso, el destino sacó demasiado hilo al carrete y luego cruzó un barquito en mis narices. De todos modos, quizá aún no esté preparado. Seguiremos practicando para el día que aparezca nuevamente el Pez, con algunos algo más pequeños ¿eh Miguel?.

Saludos y suerte a todos.

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Buenas Alfreedom. Magnifico relato, de esos que mientras lo vas leyendo, te vas emocionando e incluso imaginandote alli mismo. Te diria que incluso se me ha cansado el brazo con el que bombeabas esa pieza y el dolor de ingle por no llevar cinturon tambien lo he notado jaja.

Pena de que no hayas podido ver tan magna pieza, que por como lo cuentas, no menos de 20 kilitos de quien sabe que tipo de pez, pero ¡Que buenas sensaciones te ha tenido que aportar!

Dias como ese y en un artilugio como un kayak, que al notarte desplazado emociona aun mas, son los que fomentan la aficion a la pesca y el odio a la vela, jeje, pero son cosas que pasan y hay que tomarselo con filosofia. Alegrate por haber conocido esa sensacion e intenta repetirla, pero la proxima vez con mejores resultados.

Una cosita, si era un depredador en condiciones, probablemente mantenga su territorio de caza por la zona, asi que vuelve mas o menos por alli a ver si consigues recuperar la muestra jeje.

Un saludo y a seguir asi, emocionandote con las grandes capturas y liberando las pequeñas.

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Alfredo, el otro dia te dije que sería un palometón, que un dorado hubiera saltado por la superficie, pero ahora que leo el relato, ¿no sería una raya de esas grandotas? esas se quedan paradas quietas y de repente pegan unas arrancadas que son brutales... En cualquier caso, al de la vela habría que pasarlo por la quilla, como los piratas.

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Joer me has puesto la piel de gallina.. leyendote me has puesto en la sitiación y joder que nervios me han entrado, estaba agarrado al apoya brazos de la silla del PC que parece que yo tambien luchaba con el pescao...jajaja

Buen relato, una pena el dichoso velero... pero bueno eso sirve para seguir cogiendo adrenalina y seguir en la brecha, yo por supuesto que no estoy preparado para algo gordo, de momento solo jurelas kileras y ya tiran bien... poco a poco me iré preparando para otras especies..

Suerte y animos para la proxima...!!!

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Alfredo, buen relato, y bonico nombre al tema que has abierto. Al menos no te quedaste sin caña :cumple:

No se si os habries dado cuenta pero todavía nos tenemos que hacer respetar un poco con la caña en la mano. Pasan de nosotros. Hasta que no te conocen las barcas y se dan cuenta que sacas más pescado que ellos no te respetan :cumple:

No se, probablemente el chaval nunca hubiera pensado que tenias clavado un bicharraco así pescando en kayak.

A la otra sacas el pito y diriges el tráfico, que solamente se pueda acercar en 300 metros a la redonda la prensa con sus cámaras. :cumple:

Saludos.

Editado por pescaatot
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Alfredo:

Te agradezco que hayas puesto tanta emoción y tanto corazón en describir una situación tan bonita y tan personal como la que has trasmitido a los kayakeros...Chapó!!

De veras, que en algunos momentos de tu relato me he visto reflejado y acojon...

Ayer domingo, salí a pescar un rato a fondo, iba sólo (no es lo habitual) ...fuí a unas marcas que tengo en torno a los 25 mts de fondo, con líneas de 0.25 y tres anzuelos por caña...hasta ahí, bien...

1º) Estaba fondeado y cogido a una boya de palangre.

2º) Tenía abajo la otra caña con cebo y estaban entrando caballas a lo bestia.

Una pequeña oscilación en la puntera, me indica que algo puede haberse clavado y está haciéndose firme...efectivamente, intento recoger...pero...

En un flash...qué tengo que hacer ahora?

No sabía qué pieza estaba enganchada, sólo que tiraba y arrastraba de lo lindo.

Rápido, piensa, no se me puede escapar...es una buena pieza y ha entrado a sardina fresca...

Con el pulso a 100 y con las prisas del momento, me suelto de la boya y rapidamente recojo la otra caña...Ahora qué más...Ah! el bichero...que este no se me va!!

Nada más soltar la boya, el bicho nota la clavada potente y comienza el paseo hacia la playa...no, no, ahora va hacia mar abierto y tirón continuado y buscando fondo...el monofilamento aguanta muy bien y comienzo a buscar la presión adecuada de freno en el carrete; bombeo de cuando en cuando y...

por fin, después de 10 o 12 minutos y unos 300 mts de la marca inicial, aparece por debajo del kayak una silueta negra y con unos 90 cms de envergadura...Ostras!!

y cómo hago yo para enganchar y subir este bicho con los coletazos que mete ? Si tuviera a algún compañero o alguien para echarme una mano...sólo y en kayak no me atrevo...

Enganché una raya de campeonato, calculo que por encima de los 6 kgs y tuve que tomar aire e intentar serenarme...

Después de pensar y no actuar, el bicho recupera fuerzas y en uno de los bombeos de caña a que le someto, tensa hilo y parte el anzuelo....

Se acabó todo !!

entre el miedo por echarle mano y no saber que hacer una vez capturado con el bichero y los coletazos que me iba a soltar... a lo que por aquí llamamos "chucho" y va provisto de un peligroso dardo en el final de su cola...dejé que venciera...

has ganado compañero, tu reputación y tu lucha han conseguido hacerte volver al mar.

Gracias por el combate, no creo que olvide estos minutos...

Saludos Alfredo...Coincidimos en el momento y lo celebro...

Owen's. :D

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Alfredo te acompaño en el sentimiento :( , el sabado pasado me ocurrio algo parecido a lo tuyo, pero sin punto de comparación el tamaño de la bestia. El mío sería un dorado de 3 o 4 kgs. (ya lo conté en "Los de Valencia", pero por si alguno no lo lee:)

Yo entré curricando, una caña con un vinilo plomado y la otra con una rapala(floating) de 5 cm y metralleta de plumas. A los 20 minutos llevaba 2 jureles pequños de palmo(que fueron devueltos al agua) que le entraron a las plumas.

Luego de remar 1 hora, decido acercarme a Guille, Tony y Aiman que estban a fondo sobre la piedra. Cuando estoy llegando a ellos, el carrete de la caña en la que llevo el vinilo, comienza a chillar y a salir nylon. No le doy tiempo y ajusto rapidamente el freno y caneo fuerto, en eso un dorado de buenas dimensiones salta fuera del agua. Le grito a Tony que prepare la camara de fotos, ya que no estaba lejos. El kayak se gira rumbo a la costa, saco los pies fuera para que ofrezca mas resistencia y no me arrastre tanto. La caña se arquea bastante y poco a poco cobro algo de nylon, el corazon me latia fuerte, el segundo salto fuera del agua del dorado le dio la libertad... Se me quedo cara de poker , recojo rapidamente para ver si había cortado, pero no, el vinilo estaba alli partido al medio y el anzuelo se había abierto, en lugar de una J parecia una L. A día de hoy mi experiencia de pesca en kayak mas emocionante, mi primer ataque de dorado y una lucha respetable con una libertad merecida por el combate ofrecido.

Me acerco a saludar al amigo Marc, quien estaba pescando junto a Tato, ambos a fondo con jigs, llevaban algunos jureles de buen porte.

Les com,ento lo ocurrido y me quedo tentando a los jureles a fondo sin resultado. No dejaba de pensar en lo ocurrido... esa noche al dormir repasaba mentalmente toda la secuencia y seguia pensando...

El balance: un día espectacular a pesar de regresar a casa sin capturas .

Alfredo la próxima no se nos escapan !

A ver cuando te nos unes que hechamos de menos tu compañia y también el "catering" :D:(

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Estoy pensando que la proxima corvina de mas de 10 kilos que pesque, la domare y asi me ahorrare el motor electrico, como aquella leyenda del tiburon que se hizo amigo del chico del kayak amarillo... que no se donde lei que en la zona habia bajado las ventas de kayak de ese color... ¿porque sera? jeje.

En cuanto a una raya en kayak, desde que en el documental de hace bastantes años, una raya atraveso con la cola el corazon del experto en fauna marina, falleciendo el hombre al instante, no me atreveria a sacar una raya ni solo ni acompañado, me dan mucho respeto este tipo de peces, a no ser que disponga de algun utensilio con el que poder cortarle la cola a distancia.

Un saludo

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Hola Alfredo y a todos.

Espectacular relato, pero, hay que vivir esos momentos... solo deciros que cuando oi gritar a Alfredo, quizas estaba a unos 100 metros de ellos, y al encararlos.... tuve que dejar de remar un momento.... solo para disfrutar de ver a Alfredo, caña en ristre, siendo ARRASTRADO.... y al amigo Vicente remando detras desesperado... y sin poder alcanzarlo !!!!

Una pena lo del velero...

Tenemos que seguir intentandolo por la zona conforme indican, ya que al dia siguiente Alfredo se desquitó, y saco del agua a un Dorado de buen tamaño.

Saludos, Miguel.

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Gracias por vuestros comentarios.

Es cierto que de todo se aprende, y ésta experiencia me ha aportado mucho. Cualquier picada después de ésta, no me parecerá lo bastante violenta. Cualquier arrastre con un pez enganchado, por gordo que sea, será un relajante paseo comparado con éste. Suelo ponerme muy nervioso cuando clavo una buena pieza, incluso desde tierra. Pero en ésta ocasión, al ver tan improbable el hacerme con la captura, me sorprendí a mí mismo manteniendo la calma, controlando los detalles, e incluso llegué a considerar la posibilidad de que la historia tendría buen final cuando el bicho abandonó la carrera, "lo peor ya ha pasado, debe de estar reventao"-pensé. Justo cuando apareció el puto velero...

En cuanto a la especie, no tengo ni puñetera idea. ¿Una manta raya o chucho (por aquí también se les llama así, Owen, cuidaíto con ese aguijón), es posible. En ésta zona se han sacado algunas de hasta 20 kg incluso desde la orilla, pero esos bichos yo creo que basan su defensa en el peso muerto que generan sus enormes alas, eso es lo que decía un pescador al que ayudé a sacar a la playa una de unos 12 kg hace unos años. También te arrastran, seguro, como comenta Owen en su bonito relato. Quizá me equivoque, pero en ningún momento pensé que se trataba de un chucho enorme lo que tiraba de mí de esa manera. Las sensaciones que me llegaban me hacían pensar que era un pez poderoso y ágil con una potencia acorde con su hidrodinámica ... en fín, un enorme pescao con forma de pescao. Incluso me parecío ver por un instante, a lo lejos, que salpicaba agua defendiéndose en superficie.

Personalmente, apostaría a que se trataba de un palometón. Quizá una lecha (el otro día sacó un pescasub una de 19 kg). También se han sacado dorados muy gordos dentro del muelle a lanzado con caballa, vi la foto de uno de 10 kg. Y por no descartar, no descarto que no fuera la lubina gooordaaaaa de mis sueños ...

Saludos y al agua, que están ahí, al acecho ...

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  • 1 año despues...

Alfreedom ya somos dos los que soñamos con esa lubina jajajaja impresionante relato lo que no me esperaba es ese final tan tragico tiene guasa lo del velero es pa cogerle la matricula y decirle un par de cosas......... que una bestia asi no se tiene todos los dias al otro lado de la caña.

un saludo

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  • 1 mes después...
El día de La Bestia. Episodio I

Al poco, la maniobra se me complicaba por completo, el kayak tenía tendencia a girar en dirección al viento y las olas.......

Cuando me giré, no daba crédito. La bobina estaba vacía y en el nudo. La caña, como un arco.

Tiré la pala, agarré la caña y conseguí recuperar unas cuantas vueltas de hilo. Era como si hubiese enrocado. Aquello no iba ni palante ni patrás. No puedo haber enrocao -pensé- porque es fondo arenoso y llevo señuelos de superficie. Si es pescao y no ha roto ya, éste no rompe. Coloqué la caña de nuevo y saqué rápidamente la del señuelo grande -tiene huevos-. No quería enredos con un bicho gordo cerca del kayak. Con la caña de nuevo en las manos, bombeé tratando de recuperar hilo con el freno cerrado, había sacado casi 300 mts. de línea del 40. A todo ésto, mis compañeros ya habían sido alertados y se acercaban intrigados.

De repente, aquello cobró vida. Un fuerte tirón y el kayak se puso en movimiento. En pocos segundos, llevaba una velocidad increíble, contra el viento, las olas y la deriva. La caña bien apoyada en la ingle (me hizo un buen moratón), se comportaba bien. Es una caña de jiggin de las baratitas, pero aguantaba sin problemas la tensión extrema y los cambios de ritmo que ofrecía el bicharraco. Me acordé de aquel excelente artículo publicado por Pradillo en FederPescaMar el año pasado sobre pesca extrema en kayak por éstas aguas, donde narraba las carreras de esos bichos.

¡¡ Eh, segidme !! ¡¡ no me dejéis sólo con ésto!! -les grité a los compañeros. ¡¡ Eso será si puedo!! -contestó Vicente. Miguel, más alejado, contemplaba boquiabierto la escena: yo aferrado inmóvil a la caña, tratando de encarar las olas, y detrás de mí Vicente paleando como un loco. El chaval es joven y fuerte y palea bien. Pero en ocasiones se quedaba atrás. El viento me tiraba a la cara la espuma que saltaba a ambos lados de la quilla, y hubo momentos en los que la velocidad superaba lo maximo que yo haya alcanzado remando en condiciones favorables. Era como ir remolcado por una barca. Increíble. Una zodiak pasó cerca y miraban los cuatro como embobaos.

Te sientes tan pequeñito .... Ese bicho estaba haciendo lo que quería conmigo, se empeñó en llevarme de vuelta al pantalán contra viento y marea y casi lo consigue. Creo sinceramente que, de haber ido sólo, hubiese cortado la línea en la primera embestida, no me siento preparado para enfrentarme en solitario a semejante situación y menos en el estado que se encontraba el mar. Incluso creo recordar que Vicente gritó algo así "¡Si lo ves chungo,corta. Tienes que cortar como seä".

Pero yo no estaba dispuesto a cortar, al menos por el momento. La presencia de los compañeros me aportaba calma y confianza -"En algún momento se parará, digo yo."

Y por fin se paró, en seco. Empecé a recuperar línea poco a poco y pensé en El Viejo y el Mar -"Pez, no sé si conseguiré llevarte conmigo, pero al menos déjame ver a lo que me he enfrentado" . Y apareció el barquito.

Estábamos en la zona donde realizan prácticas de vela y windsurf y un velero se acercaba. Cuatro gritos y muchos gestos para hacerle entender lo que pasaba, pareció que entendía y cambio el rumbo, pero de repente hizo la maniobra y se cruzó bruscamente, pasando a 50 mts. Tras el enganchón, se partió la línea.

Me quedé abatido en el kayak en silencio, acordándome de toda la familia del artista de la vela.

No puedo concretar ni el tiempo ni la distancia recorrida, por los nervios y la emoción, pero fueron interminables, lo mismo que éste post, jojojo,

Pero fueron los minutos más intensos que pueda desear cualquier pescador, quizá sea el pez de tu vida, y quería compartirlo con todos vosotros. En mi caso, el destino sacó demasiado hilo al carrete y luego cruzó un barquito en mis narices. De todos modos, quizá aún no esté preparado. Seguiremos practicando para el día que aparezca nuevamente el Pez, con algunos algo más pequeños ¿eh Miguel?.

Saludos y suerte a todos.

EPISODIO II.

"La bestia da la cara".

Finales de Agosto de 2009.

Justo cuando se cumplía un año de esa primera aventura, iba a repetir una experiencia parecida.

Entramos varios kayaks en aguas del Saler, una zona muy buena para tentar a los grandes depredadores por sus salidas de agua dulce de la Albufera, que favorecen la presencia de peces-pasto.

Las semanas anteriores, algunos compañeros habían conseguido fabulosas capturas de palometón en kayak, siendo la más grande hasta ese momento un ejemplar de 15,6 kilos. Por esa razón, paleábamos con todos los sentidos alerta, en cualquier momento podía producirse una gran picada.

No habían pasado ni diez minutos de la entrada al agua cuando Xuso, quien había demostrado su arte con los palometones en las salidas anteriores, peleaba junto a su hermano con un enorme pez que los remolcaba a los dos en un kayak doble. Tras acercarme y comprobar que la cosa iba para largo, decidí alejarme y seguir curricando.

A mi izquierda, en una caña potente con carrete de tambor específico para curricán con línea de 0.60, paseaba un espetón fresco, montado con dos grandes ancoretas y bajo de acero. A la derecha,en mi caña favorita con carrete semiligero con trenzado y bajo de fluorocarbono, apta para curri y jigging, nadaba con alegría una rapala x-rap blanca de 11 cm., por si habían peces de menos porte como jurelas o túnidos.

De repente, la caña armada con espetón, comienza a dar bandazos a la par que el carrete chirría soltando hilo. Un escalofrío recorre mi cuerpo mientras tomo la caña -"ya está aquí"- y tras un fuerte cachete para clavarlo, comienza la lucha. -"¡Ojalá que no salte, que no sea un dorado!"- (no es por despreciar, una buena anjova ofrece una lucha increíble, con espectaculares saltos la mayoría de veces, pero vamos buscando palometones).

Tras una intensa pero corta lucha, esta vez sin saltos, aparece bajo el kayak un dorado de 3 o 4 kilos. Es una pequeña decepción que se torna en alegría cuando lo gancheo y subo al kayak. Ya no hago porra!

Vuelvo a montar otro espetón y me dirijo de nuevo hacia los que iban remolcados en el kayak doble. Me encuentro antes con otros dos compañeros y decido parar a descansar y conversar un poco con ellos.

Procedo a recoger primero la caña ligera con la rapala. La picada se produce de forma increíble : mientras recojo línea a toda velocidad, cuando el señuelo está a menos de 10 mts de la popa del kayak, noto un fuerte tirón a la vez que oigo un enorme chapoteo. Me quedo helado mientras el pez no para de sacar hilo en su formidable carrera.

-¡Es un dorado, creo que lo he visto saltar tras la picada!- grita uno de los compañeros. Yo, en voz baja, casi entre dientes, digo: -"A mi me ha parecido más bien un enorme coletazo, tal como dijo que escuchó Xuso incluso antes de notar la picada de su primer palometón".

El bicho no se comporta como un palometón, si bien se nota que es un pez de gran porte. Carreras endiabladas aquí y allá mezcladas con momentos de quietud con la linea tensa.

Pensando que puede tratarse de un dorado grande, decido escuchar lo que me pide uno de mis compañeros, que lo fuerce para hacerlo saltar de forma espectacular para grabarlo en vídeo. Comienzo a bombear y recuperar línea con el carrete bastante frenado. Tras varios minutos de tira y afloja, comienza a subir a la superficie.

De repente, a 15 mts. de nosotros, se rompe el espejo de la superficie del mar. Después del estallido de agua, una silueta se deja ver durante unos breves segundos, los suficientes para hacerme caer en la cuenta de que he cometido un gran error : estoy forzando la captura de un pez de no menos de 20 Kg. con un bajo del 0.40 y una rapala con ancoretas de juguete, en comparación. El animal vuelve al fondo en una nueva carrera, poniendo al límite la resistencia del carrete.

Me quedo sin palabras, por lo inesperado de la visión, balbuceando: "es enoooorme, ¿lo habéis visto?". Tibu, junto a mí, ha dejado la cámara y tiene el gancho en la mano. Es un pescador acostumbrado a vérselas con grandes peces desde barca y orilla, pero le tiembla la voz al decir: -" Ya lo creo que lo he visto, jamás vi un palometón tan grande !!!"

Había algo que no cuadraba. ¿Que está pasando? ¿Que hace este animal que no pelea de forma bestial con el tamaño que tiene? ¿está jugando con nosotros? En realidad, hasta el momento de verlo no podía imaginar que fuera tan grande, incluso dejé la caña en su soporte mientras recuperaba la del espetón, menospreciando su poderío. Estaba claro que la Batalla no había hecho mas que comenzar. -"Esperemos que se meta bajo el kayak y me arrastre hasta reventar"-pensé.

De pronto, mientras me remolcaba suavemente, volvió a comportarse de una forma extraña. La ascensión del ángulo de la línea indicaba que subía directamente a la superficie.

Fue entonces cuando La Bestia, literalmente, dió la cara. Su enorme cabeza apareció totalmente fuera del agua, como una boya, a no más de 25 o 30 mts. de nosotros. La rapala se veía en su totalidad, iba prendida del animal únicamente por el triple trasero, en su labio superior.

Fue un momento increíble, sobrecogedor, casi surrealista. Parecía que nos miraba. Como en esas películas en las que el bicho malo, sea un tiburón, un cocodrilo o una orca asesina, fija su mirada en su perseguidor, como escrutándolo tratando de intuir su próximo paso. Boquiabierto, me limité a mantener la tensión en la caña mientras el palometón comenzaba a dar cabezazos a un lado y a otro con toda la cabeza y parte del cuerpo fuera del agua, como si de un marlín o un pez vela se tratara ... hasta que consiguió zafarse y perderse en las profundidades.

Abatido, pero feliz por los momentos vividos, recogí el señuelo acariciándolo con mis dedos, mientras Tibu me consolaba: -"poca ferretería lleva esa rapala para semejante bicho. Anímate, no ha podido ser, pero lo has disfrutado".- Yo le contesté :- "en efecto, en cuanto lo he visto sabía que era poco probable que consiguiéramos subirlo al kayak con éste aparejo, pero por lo menos hay algo que no me quita nadie, he visto la cara de esa Bestia, sé a lo que me he enfrentado". Mientras decía estas palabras, mis pensamientos estaban en otra playa, un año antes, frente a un velero.

Me quedé meditando mientras mis compañeros retomaban la pesca. Sin darme cuenta, estaba buscando similitudes con aquella primera vez. La picada se había producido cuando menos lo esperaba. Había vuelto a producirse en la caña y aparejo más debil. También hubo un lance previo con un dorado. Ocurrió de nuevo junto a compañeros que podían acreditar lo sucedido. Y lo peor de todo, se había vuelto a escapar.

Por contra, otras fueron totalmente contrarias. En ésta ocasión, el gran pez no me remolcó salvajemente como en la otra, quizá por que en aquella sólo habían 5 mts. escasos de agua y era su única defensa. En esta ocasión, no hubieron obstáculos que malograran la captura, como aquel dichoso velero. Pero me había comportado torpemente al forzarlo y hacerlo subir pronto a la superficie en vez de darle tiempo al tiempo.

... y sobre todo, había algo totalmente diferente : en esta ocasión, sí que pude ver a lo que me enfrentaba, y eso lo cambiaba todo.

De vuelta a la orilla, mientras todos celebrábamos la captura del espectacular palometón de 22 Kg. que Xuso y su hermano habían conseguido subir a su kayak tras hora y media de lucha, volví a caer un poco en trance contemplando el enorme pez. Un pensamiento me nublaba la idea de que las comparaciones son odiosas, pero no quise abrir la boca por respeto al protagonismo de semejante ejemplar y de sus felices captores.

Fue entonces cuando Tibu apoyó su mano en mi hombro, me miró a los ojos como si leyera en ellos y me dijo: -"Sí, compañero. Esa cabeza que vimos era aún más grande que la de este bicharraco".

Cuando una gran captura tiene un final feliz, creo que las sensaciones vividas en esos momentos de lucha se diluyen un poco con el paso del tiempo al fundirse con los recuerdos de euforia, felicitaciones de amigos y familiares, y con uno o varios banquetes cuyo protagonista es el gran pez.

Pero son esas grandes capturas perdidas las que se graban a fuego en nuestra memoria, no hay nada que las empañe porque precisamente no hay otra cosa alrededor mas que esos momentos vividos.

Por otra parte, las grandes capturas perdidas nos hacen aprender grandes lecciones. En ésta aprendí que nunca hay que infravalorar al rival sin saber de que se trata y que jamás se debe forzar una captura sobre todo si el aparejo o el equipo es débil.

En el primer encuentro con El Pez, no creía estar todavía preparado. En ésta sí lo creía, había cogido ya cierta experiencia y había visto muy de cerca como se las gastaba, lo iba buscando, pero nuevamente tomó el señuelo equivocado.

Esta pérdida, lejos de desanimarme en la búsqueda del gran pez de mi vida, me daba fuerza e ilusión en conseguirlo. Sabía que tarde o temprano me volvería a encontrar con él, y que estos momentos vividos me serían de gran ayuda. Sólo deseaba que, cuando llegara el momento, supiese estar a la altura y que la suerte estuviese un poco más de mi lado.

Alfreedom.

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  • 3 semanas despues...

Ya está publicado el relato. Mi agradecimiento a la gran familia PESKAMA por la atención que nos dispensan, en especial a Arturo -caballa- por el interés que se tomó en que publicara esta captura.

http://peskama.wordpress.com/2009/11/23/el...tro-con-el-pez/

Ahora puedo decir que la expresión "a la tercera va la vencida" se ha convertido en mi caso en una gran verdad.

Saludos.

Editado por Alfreedom
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enhorabuena compañero, menuda sensacion da sacar semejante bicho, y mas despues de 2 fachidos, pero como dice el refran a la 3ª va la vencida; ahora toca seguir la zaga con la 4ª entrega

saludos

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