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RELATOS PRESENTADOS A CONCURSO


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RELATO 1

Saludos a todos¡.

Si os parece, voy a contaros lo mejor que pueda una de las experiencias más desagradables, insólitas y poco recomendables que viví hace ya algún tiempo a bordo de un vetusto kayak de polietileno cerrado Caribe Nova, naranja para más señas. Todo ello es absolutamente cierto.

Me presento: soy mallorquín, mediana edad y hace ya unos ocho años que pesco en kayak, lo que puede parecer una experiencia considerable. Tengo la base de operaciones en la Colònia de Sant Jordi, en el sur de la antiguamente preciosa Mallorca. El día que todo ocurrió era soleado, sin viento, sin apenas oleaje, mediados de mayo, año 2007,10.00 a.m.

El apartamento paterno cercano al mar dispone de un sótano-trastero comunitario, donde aparte de mi kayak, los vecinos tienen bicicletas, aparejos de pesca, colchones de playa, algún mueble viejo y varias ristras de sobrasadas colgadas, además de tomates, melones etc.

Llego al sótano, cargo el kayak en el carrito. Meto dentro la pala, la caña, algunos aparejos, la botella de agua, el táper con el tabaco, el mechero, un trapo, un cuchillo, etc.

Arribo al mar: ¡Qué maravilloso día¡ Si pescase algo...

Empiezo a palear, soltando hilo y esperando La Picada. Todavía no, todavía no...

En la playa que hay frente a mi lugar de salida se ven alguno guiris, más bien maduritos con alguna que otra jovenzuela de buen ver, que alucinan con el paisaje y el maravilloso clima; desde los doscientos metros que me separan de ellos intento adivinar si alguna de ellas se interesaría por un indígena como yo cuando...

OIGO UN RUIDO¡ Más bien una vibración¡ ¿Qué ha sido eso? ¿Habré rozado una roca? Pero si hay 15 metros de agua. ¿Un tronco? ¿Un fardo de hachís?. Miro abajo, nada. Miro la caña. Nada.

Estaré alucinando, debe haber sido la botella de agua que se ha movido. Tranqui. Y VUELVE A PASAR. Una especie de toc-toc-toctoctoc nervioso y vibrante que me eriza los pelillos de la espalda.

Aquí, amigos míos, es donde uno empieza a mosquearse. Entonces, decía, el ruidito se hace contínuo: toc-tototototoc-totoc... ¡Y es de DENTRO del kayak¡ ¿Me estaré volviendo pardal? ¡Si no he pescado nada, no es ningún pez¡. Estoy sorprendido, curioso, hasta intrigado.

Que quede claro que todo esto pasa en cuestión de segundos, 10 ó 12 quizá. Pero serán absolutamente inolvidables. El tiempo ha pasado, ya hasta me río de ello, pero compañeros, id al loro¡.

Dejo entonces de remar. Estoy a unos 300 metros de la playa, no se ve barca ni velero cerca. Voy a ver qué narices es todo este lío, siempre pasa algo que te despista de la pesca en sí, narices¡.

Me echo atrás, flexiono el cuello, fuerzo la vista para ver el interior del kayak (1.92 cms. y 100 kilos de peso no me hacen muy ágil aquí dentro) y, NO, NO PUEDE SER, NO PUEDE SER, descubro EL MARRÓN: una negra, peluda y enorme RATA de alcantarilla mirándome desde el interior de la proa, con esos bigotes asquerosos y esos putos dientes...

Me cago del puto miedo. El tremendo susto hace que se balancee el kayak hasta casi volcar (es un piano, pero estable); sudo, rápidamente sudo y mucho. Siento el cerebro a presión dentro del cráneo, los brazos se tensan, aprieto la pala tanto que parece la voy a partir; las piernas se quedan rígidas, los pies están tan cerca del puto infierno que creo que no están...

No soy valiente, ni muuucho menos. Pero me entraron 3 segundos de sangre fría en los que decidí qué hacer: NO ME TIRO AL AGUA. Estoy lejos, hay muchas cosas dentro (aparte del mardito roedor) y he visto en las pelis que las ratas nadan y buscan algo que flote (en ese caso sería mi cabeza); VOY A LLEGAR A LA PLAYA, con un par.

No sé a qué santa velocidad iba, pero era para flipar; los brazos mi iban a tope, no me cansaba. Iba soplando y resoplando, las piernas no se movieron ni un milímetro. Sólo pensaba: por favor, que no me muerda, que no me muerda. Te pasa por la cabeza todo aquello que crees saber de las ratas: que si les gusta el queso, enfermedades por contagio, suciedad, que odian a los gatos etc. Me quería morir.

Llego a la playa, embarranqué muy adentro de la arena, como un misil. Salí de ese maldito espacio reducido a toda leche, resoplando, tenso. Las piernas no me aguantaron, me caí como un borracho a la arena (los guiris, unos 15 ó 20 flipando). Me alejo unos metros, me sale una risita histérica junto a una inmensa alegría. Busco un cigarro, mierda¡ están con ELLA. Pido un pitillo, y cuando voy a encenderlo sale la rata del kayak; dando saltos estilo canguro se aleja la muy asquerosa por el pinar. Sólo un guiri la ha visto, y desde la distancia he visto su cara de asco (Pues imagina yo, colega¡ pienso).

Al cabo de unos minutos mi cuerpo era físicamente impracticable; estaba absolutamente agotado, exhausto de la tensión y del pánico vivido. Calculo que fueron unos diez o quince minutos, quizá menos, los que fui consciente del polizón; sus medidas no eran extremas, diría que unos treinta y cinco centímetros de nariz a cola. Por suerte no me mordió.

Así fue amigos, talmente. Ahora siempre reviso el interior del kayak.

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RELATO 2:

Probando el nuevo equipo.

Buenos días compañeros, este fin de semana me he entregado a probar mi nuevo equipo y puedo decir que estoy en racha, ya que es el segundo fin de semana de este mes que consigo una pieza de fotografía, especialmente si consideramos que cada día hay menos pesca y más aun en Barcelona.

El equipo que me disponía a probar son un par de cañas de segunda mano que están como nuevas y que he comprado a un compañero del foro, los carretes también nuevos, hilo de 0,18 y 0,30 para las bobinas de cada uno de los carretes, plomos de varilla corta que no había utilizado nunca y anzuelos de una nueva marca también a estrenar, en definitiva, un fin de semana de estreno ideal para probar un poco el OTG y tratar de hacer algún lanzamiento decente ya que realmente solo domino el lanzamiento sobre la cabeza, aunque voy mejorando.

Durante la semana me entretuve mirando las tablas de mareas durante los pocos ratos libres que me podía permitir en el despacho, se pronosticaba una actividad media de los peces para el día Sábado con su punto más fuerte entre 5 y 7 de la mañana para luego coincidir con el amanecer que es mi hora preferida para estar en la playa. La tabla de vientos pronosticaba 2 nudos hasta las 10am aumentando paulatinamente hasta llegar a los 8 nudos a primeras horas de la tarde. Yo no soy ningún experto en el análisis de mareas y vientos, pero algo instintivo sobre el comportamiento del mar sí que tenemos todos los pescadores, unos más que otros, pero todos los que dedicamos nuestras horas libres y mantenemos un estilo de vida que gira en torno al mar terminamos generando un vinculo muy difícil de describir, su simple olor nos llena de un gozo y satisfacción que solo nuestros más cercanos familiares y compañeros de pesca logran entender, cuando miramos el horizonte una paz nos invade a tal punto que cada uno de los minutos que pasamos allí son una prueba fehaciente de la ley de la relatividad, cada minuto a pie de playa experimentado es una eternidad, pero al final del día los recordamos como si el tiempo hubiera pasado volando y el reloj nos estuviera jugando una mala pasada al marcar el fin de la jornada.

Con las tablas marea y viento analizadas, reanalizadas y por si las dudas vueltas a mirar, luego de repetidas veces comprobar el forecast del tiempo, mirar el pronóstico para el Viernes, Sábado, Domingo y porque no, el pronóstico a 15 días, aparece la recepcionista del despacho con el paquete de correos esperado que tan inquieto me tenia, era una gran caja con los carretes, nylon, plomos, anzuelos y pichos de arena para las cañas nuevas, ya era oficial, el fin de semana si que probaría el equipo de pesca. Reviso todo el material y le escribo para agradecer a el compañero de la tienda donde compré, por su asesoría y atenciones que fueron más que cordiales durante el tiempo que pasamos al teléfono conversando sobre los distintos materiales. Ya en casa, esa misma tarde del viernes prepare los equipos, no se vosotros, pero yo disfruto de los preparativos igual que de la pesca, estaba igual o más contento que un niño con juguetes nuevos. Primero los carretes, cojo las bobinas, el nylon para el relleno y los hilos antes mencionados, no tengo que describir un proceso que vosotros seguramente conocéis mejor que yo, de hecho cometí algunos errores. Las ganas de salir a la playa eran tales que ya me imaginaba una mala noche de poco dormir, mucho soñar con pescar y muchas vueltas en la cama hasta escuchar la alarma.

Sábado 5 am, primer día de prueba. Suena el despertador luego de solamente haber mal dormido unas 3 o 4 horas, bajo las escaleras y coloco en la nevera las cosas que ya había preparado, el bocata, las bebidas, el cebo y el hielo. El carro de la compra me hace la función de carro de pesca y así que con las cañas al hombro y empujando el carro me voy a la playa finalmente. El día estaba tal como se pronosticaba pero con una mar de fondo un poco extraño, en la tabla se indicaban olas de 0,60 metros y en secuencias de 5 y 6. Una vez con los pies en la arena pude comprobar que era más bien un día de playa y no un día de pesca ideal, pero como mi intensión era probar el equipo y el día igualmente estaba de lujo mantuve el mismo animo que hasta hace unas horas antes de ir a dormir. Como era sábado busque un lugar en la playa donde normalmente no colocan toallas los bañistas, es decir, a pocos metros del espigón, con rocas y donde de vez en cuando alguna ola lo cubre casi todo. Me tome con mucha calma montar el equipo, las cañas de 3 tramos, los carretes, el plomo corrido, hacer el empatillado del anzuelo y finalmente poner el cebo. Coloco el pincho en el punto más alto de la arena que está cerca del espigón y me dispongo a hacer el primer lanzamiento de la caña nueva con hilo del 0,18. Cojo la caña, ajusto el plomo a la altura que considero es la que me da mejor resultado, la inclino hacia atrás por encima de la cabeza y doy el fuerte golpe con el brazo izquierdo, pero algo no salía bien, el hilo se escuchaba que salía con problemas, como rozando con algo mas y el plomo no voló muy lejos. Al analizar el carrete veo mi error, el hilo de relleno utilizado es muy gordo, un 0,45 y al realizar el empalme con el 0,18 el nudo es muy grande, por lo que al realizar el lance cada vuelta del hilo al salir tropieza con el mismo. No hay nada que hacer, recojo el hilo que había salido y cambio la bobina por la del 0,30. Ya lo solucionare en casa al volver. Con la otra bobina las sensaciones fueron distintas, el hilo salía perfectamente y la caña se comportaba tal y como me habían descrito que lo haría, un lance muy cómodo y doblaba perfectamente. Con un trozo de sepia muy pesado obtenía distancias sobre las 120 vueltas de carrete. Mientras dejaba una caña en el agua con el cebo, la otra me servía de experimento, como ya había imaginado cada 4 o 5 lances la gameta venia liada, ese era su límite.

De cuando en cuando revisaba el cebo y cambiaba la gameta ya que el mar de fondo liaba todo el bajo especialmente si el esmerillón cogía algo de alga. Otros compañeros de pesca se ubicaron cerca y charlamos un poco, ellos utilizaban gusano como cebo y al poco rato comprobaron la presencia de morralla. Yo no me había percatado de la misma ya que una de las razones por las que me gustan los cebos duros es no preocuparme de que el cebo desaparezca sin darme cuenta de la picada, utilizo cebos duros y anzuelos grandes.

La mañana transcurre con tranquilidad, no he tenido ni una sola picada pero dadas las condiciones del mar no era algo que me extrañaba, igual para otros pescadores el estado del mar era el de su preferencia ya que no descartaba la presencia de alguna lubina o sargo, pero esto va mucho a gustos, yo prefiero el mar calmo o el mar picado, pero el mar que no es ni una cosa ni la otra no termina de ser de mi agrado en relación a los resultados obtenidos. Llegado el medio día recojo mi equipo, lo guardo, limpio bien y me propongo volver al día siguiente para seguir con las pruebas.

Domingo, 6 am, segundo día de prueba y prueba en acción. El mismo procedimiento que el día anterior, no me ha dado tiempo a corregir el mal montaje de las bobinas del 0,18 por trabajo y compromisos familiares y me dirijo a la playa con las del 0,30 habiendo dormido únicamente 3 horas, que sumadas a las 4 del día anterior dan un total de 7 en todo el fin de semana, para que luego se diga que la pesca no es sacrificada. Las condiciones del mar no diferían a las del día anterior, es más, eran exactamente las mismas con diferencia de que el pronóstico de los vientos y olas indicaban una mejoría para horas de la tarde. El desempeño de las cañas me satisfacía, estaba sacando los mismos metros con hilo del 0,30 y sepia como cebo que con las cañas que antes utilizaba con 0,20 y americano. Pero nuevamente volví a casa sin picada alguna. Mi mujer es una amante de la playa, aunque no realmente de la pesca, y me comenta que luego de la comida tiene ganas de ir a tomar un poco el sol, como yo eso no lo sé hacer y me es imposible tumbarme a no hacer nada en la playa le dije "vale, me llevo el equipo de pesca para arreglar las bobinas y llevamos la cámara para que me tomes un video que me servirá para ver y corregir lo que hago mal cuando lanzo la caña".

A las 4 de la tarde estábamos con la toalla en la arena cerca de la orilla, en una parte sin bañistas donde la orilla estaba bastante plana y me serviría para entrenar. Me entretuve mucho rato acomodando las boninas del 0,18 y viendo en el horizonte las barcas y zodiac que pescaban de fondo o vigilaban las boyas de los pescasub que transportaban a la zona, me dio cierta envidia ya que hace algunos años de mi última salida en barca a pescar ya sea curri, fondo o pescasub.

A lo lejos unas nubes amenazaban con nublar lo que quedaba de la tarde y mi mujer llego a comentar que llovería, como ya estábamos en la playa no hay pescador que estando una vez con el equipo en la arena se deje intimidar por tonterías y me dispuse a preparar la cañas y entrenar. El clima es algo curioso, el viento cesó, las olas se detuvieron y el agua se aclaró y volvió a ser completamente transparente transmitiéndome unas sensaciones completamente distintas a las de las mañanas anteriores. No sé si serán ideas mías pero creo que ya estoy comenzando a descifrar y reconocer las condiciones idóneas para la pesca en la parte del mediterráneo que tengo delante de casa.

Mi mujer me comunica que se marcha a casa ya que cuando pasaba alguna nube la temperatura refrescaba mucho y además al verificar las baterías de la cámara me dice que no podría grabar porque estaban descargadas. Las cañas las prepare como de costumbre, una con la bobina del 0,18 y la otra del 0,30 para seguir probando sensaciones con el nuevo equipo pero esta vez dispuesto a testearlo en acción y no a estar recogiendo cada poco tiempo para probar nuevos lances. Luego de lograr con ambas cañas un lance que me dejara satisfecho reorganizo la sombrilla, nevera y silla y las muevo un poco alejadas de las cañas para poder observar ambas sin forzarme mucho el cuello.

Mi real intensión ese fin de semana era probar las cañas y entrenar, y por eso luego ya de tener los cebos en el agua, cogí 2 tramos de la tercera caña que llevaba y me puse a practicar el movimiento del lance. La gente que pasaba debía de pensar que estaba un poco loco, pero realmente me daba igual, yo estaba en la playa, pescando y entrenando y la tarde estaba espectacular, así que qué más se puede pedir? Si, exactamente, se puede pedir una pieza de nivel para estrenar la caña en acción, y no tardó en llegar.

Estaba sentando descansando un poco ya que el poco dormir y tanta playa van agotando las fuerzas, cojo una gaseosa y el móvil y reviso los correos del trabajo. Si, lo sé, una mala costumbre. Cuando mas absorto estaba en mis pensamientos, la caña de la izquierda protagoniza un fuerte tirón, me levanto y el tirón se repite con más fuerza y el hilo no deja de salir. Me aproximo y cojo la caña del pincho, ajusto mínimamente el freno ya que no se la resistencia del nuevo nylon y la levanto levemente ya que el ajuste del freno y la velocidad en carrera que llevaba el pez lo considere suficiente para clavarlo en caso que no lo estuviera ya.

Cientos de cosas me pasaron por la cabeza, no se puede tener tanta suerte en un mismo mes, pocos días antes había cogido la lubina más grande que he cogido hasta el momento y un par de doradas de poco mas de 1 kg, pero algo me faltaba, estaba otra vez solo en la playa y sin el placer de poder compartir la adrenalina y emoción que lo elevan a uno en esos momentos hasta límites no cuantificables.

En estos instantes el nylon no dejaba de salir y las únicas vueltas que daba al carrete eran cuando daba la sensación de que la línea se podía destensar, pero ese pequeño ajuste era suficiente para comenzar una nueva embestida del pez y seguir escuchando el canto de la carraca en el carrete. Estaba disfrutando como nunca, el sonido del nuevo carrete y la sensación que me transmitía la caña eran increíbles, y como el pez seguía en lo suyo fui reculando en dirección a mi silla para coger el móvil. Me dio tiempo de cogerlo, sacarle de la funda, hacer la llamada y decir "cariño, vuelve a la playa corriendo que estoy pescando uno gordísimo". No termine de decir la frase porque la línea aflojo un poco, así que deje el teléfono de golpe sin muchos miramientos de donde caía y ya me dedique a dar pequeños ajustes al freno y a disfrutar de la pelea. Por cada vuelta que yo daba al carrete era más el hilo que salía que el que entraba en el mismo, pero yo sabía que eso luego me recompensaría en la parte más complicada que es al sacarle del agua en la orilla. Estaba nervioso como nunca, mi mujer llego a mi lado y aun no veía siquiera el puente de línea, así que como mínimo aun me faltaban unos 50 metros por recoger. Mi mujer estaba nerviosa también, no dejaba de decirme que recogiera y de decirme lo emocionante que era. Unos segundos después le indico que mire en dirección a la línea y que notaria un cambio de color en el hilo, a partir de allí faltaría 15 metros de puente más 2 metros de gameta.

¿Será una dorada? Me preguntó!, y yo le señalo la puntera de la caña, "mira los golpes que da la puntera de la caña cada vez que el pez tira, parece como que da cabezazos, casi seguro que si es una dorada". La lucha seguía pero ya el animal se estaba cansando, las embestidas eran cada vez más aisladas y de menor intensidad, así que pude ir ganando metros finalmente.

Cuando llegó el puente de línea a la puntera de la caña no había discusión alguna sobre la especie del pez, la dorada se mostraba hermosa aun con el sol a mi espalda y el agua transparente. Mi mujer exclamaba lo grande que era y que recogiera para sacarla, pero aún le quedaban fuerzas. Cada vez que la lograba acercar al borde que se origina en la orilla con la rompiente y que tendrá unos 40cm de profundidad, cada vez que ya lograba acercarla allí a ese punto donde solo falta esperar la ola adecuada y con un tirón ver la pieza fuera del agua, una vez allí en ese punto el animal hacia un esfuerzo adicional y volvía a sacarme un par de metros de hilo. Fueron unas 6 o 7 veces que se repetía lo mismo, yo me acercaba a la orilla, recogía lo más posible y ya con el plomo en el aire y a punto de dar el último tirón, la ola no llegaba y la dorada daba la vuelta y sacaba metros del carrete. Me temblaban las piernas, mi mujer estaba que no se lo creía y yo solo le decía "no se cansa, no puedo tirar de la caña y sacarla si no se cansa o me romperá el nylon". Dicho esto, una última carrera hacia mi lado derecho por parte de la dorada y camino con ella, recojo el hilo y veo como con solo una pequeña tensión y golpe de la caña se da la vuelta sobre si misma enseñado su plateado vientre en señal de que estaba agotada, finalmente la dorada estaba vencida.

El agua estaba un poco fría para mi gusto y yo estaba con zapatos de correr y el pantalón del chándal, pero igualmente camino un poco en dirección al mar y cuando noto que ya tengo el agua hasta las rodillas veo mi oportunidad, levanto suavemente hacia arriba y girando mí cuerpo y la caña en circulo la dorada se desliza con la ola por encima del borde de la rompiente donde antes se defendía con fuerzas. Aun quedaba un poco de agua y me preocupaba que se partiera la línea, así que esperé y con una ola más ya pude desplazarla hasta la arena. Todo había terminado, la cojo con la mano y veo que venía la sepia aun en el hilo y con el anzuelo cogido en el labio, motivo por el que pude disfrutar de todo su poder y fuerza en la pelea. La dorada había utilizado el 100% de sus energías en tratar de librarse de mi línea y no como ocurre cuando se tragan el cebo completamente ya que se agotan más rápido por el daño interno que les produce el anzuelo. Era una dorada espectacular, no es el record de España claro está, pero con sus 2 kg que pesó en casa estando ya escamada, destripada y sin agallas me doy por bendecido. Un estreno de material como no podía haberlo soñado, la nueva caña me hizo disfrutar como no lo había hecho antes y el pescar con hilos finos me dio la sensación de riesgo adicional que satisface doblemente al conseguir sacar la pieza de igual manera venciendo el riesgo asumido.

Mi mujer me tomo unas cuantas fotografías con el móvil, y pude sentarme a descansar un poco en la silla dando por finalizada la jornada y disponiéndome a recoger todo el material.

Es una de las piezas que más satisfacción me ha dado y no por su tamaño o peso. En este caso fue distinto, lo pude compartir con mi mujer, pude disfrutar de un animal en plenitud de energías y he podido a su vez confirmar que las playas de Barcelona son recuperables, hace un año exactamente que se cargaron parte de la costa rellenando de arena las mismas para los bañistas y al parecer este año no hay presupuesto para hacerlo de nuevo gracias a dios. Ya se comienzan a ver mejillones, cangrejos y las piedras que fueron cubiertas por la arena, y esto se traduce en vida, salud y peces para nuestros mares...... Si a esto le pudiéramos sumar una pesca responsable respetando las tallas aun siendo estas superiores a las mínimas, si utilizáramos cebos y anzuelos selectivos, limpiáramos antes de irnos y también limpiáramos lo que veamos que han dejado otros pescadores. Si todos hiciéramos nuestra parte podría ser que viéramos más capturas de nivel y disfrutáramos de este deporte con más libertad y menos restricciones.

El verano es una fecha complicada para nuestro deporte, la pesca diurna es prácticamente imposible y la poca cordialidad de la mayoría de los bañistas, que hacen uso del apoyo que les da la ley en estas fechas sin ningún miramiento ni la más mínima educación, no son excusas para que nosotros no mantengamos un comportamiento adecuado y recordemos que solo es necesario unos pocos de nosotros que no acatemos las normativas o no mantengamos la pulcritud mínima necesaria para mantener limpias las playas y libre de hilos y anzuelos para que todos nos veamos perjudicados por una ley cada vez más discriminativa y restrictiva que culminará irremediablemente en la prohibición definitiva de la pesca deportiva en la mayoría de las costas de nuestro País.

Un abrazo para todos y espero podamos seguir disfrutando por mucho años más de este deporte que para muchos al igual que para mí es nuestro estilo de vida.

Buena pesca.

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  • 4 semanas despues...

RELATO 3:

EL GRAND SLAM DEL DELTA DEL EBRO

A menudo mis pensamientos pesquiles se van hacia las cristalinas aguas del Caribe. México, Cuba, Costa Rica... son solo algunos de los posibles destinos repletos de extraordinarias especies de peces a cada cual más deportiva. En estos lugares el máximo reto del pescador es conseguir un triplete, más conocido en el argot de la pesca, como un Grand Slam. Si nos hacemos con las tres especies más representativas, seremos galardonados con ese título honorífico. Así pues, la Palometa, el Tarpón y el Bonefish, deberán hacer sonar nuestro carrete y posar en nuestras manos para conseguirlo.

Pero comparando por un momento la pesca con el turismo, a veces, no hace falta viajar tantos kilómetros para encontrar lo que buscamos. Al igual que nuestras islas baleares como Ibiza y Formentera, o el archipiélago Canario, con Lanzarote y la Graciosa, esconden lugares idílicos que son la envidia en otras zonas, con la pesca aún encontramos lugares que resisten el envite del furtivismo, la presión pesquera y la contaminación y nos pueden ofrecer a día de hoy muchas sorpresas. Y claro está, conseguir nuestro particular Grand Slam del Mediterráneo.

La lubina, la Anjova y el Palometón son sin duda las tres especies más deportivas y que podemos capturar a spinning, y sin duda, capturar las tres especies un mismo día no es descabellado. Lugares para hacerlo, hay unos cuantos. La costa Brava, el delta del Ebro, la costa Valenciana, Almería, puntos de la costa andaluza... pero sin duda en el que más posibilidades tenemos de hacernos con nuestro premio, es en el afamado delta del Ebro. Quizás el delta no pasa por sus mejores momentos y sus márgenes de mejora se reducen año tras año, creándonos a los pescadores un desasosiego interior al ver como tan hermosa zona no volverá a dar las capturas que daba hace tan solo unos pocos años atrás. Las razones son bien conocidas por todos, pero aún así, si pescamos con la inestimable ayuda de una embarcación, podemos planificar la jornada hacia estas tres especies. Veamos cómo hacerlo.

PLANIFICACIÓN DE UNA JORNADA

Si conocemos la zona, tenemos mucho ganado en cuanto a ubicación de especies y señuelos a utilizar pero si no, se pueden seguir unas pautas para que nuestra cámara acabe con unas buenas fotos que descargar en el ordenador.

Cada especie tiene unos hábitos diferentes, aunque en determinados momentos podamos encontrarlas activas en un mismo lugar a la misma hora. Y podemos utilizar el señuelo adecuado para cada especie cuando se encuentren en su momento de más actividad. Así iremos tras cada especie por separado, nada de ir con un mismo señuelo esperando que la suerte nos depare distintas capturas. La suerte en la pesca se tiene un día, no dos. Nada hay que dejar al azar. Debemos acechar a cada especie en su zona de caza y ofrecerle los mejores señuelos a cada una de ellas. En el delta del Ebro, las zonas donde podemos encontrar a estas especies están bastante cercanas unas a otras e incluso las comparten.

Sería bueno empezar la jornada con las lubinas para a media mañana ir tras las voraces Anjovas. A mediodía podemos buscar al Palometón y depende de cómo haya ido, a la tarde acabar de buscar la especie que quizás nos haya sido esquiva.

Una embarcación no es obligada, pero las posibilidades se reducen si pescamos desde orilla, aunque con los ejemplares más pequeños y con equipos ligeros, sí que es fácil hacerse desde orilla con estas tres especies. Pero nuestro mayor reto son los mayores ejemplares. No es fácil sacar lubinas de más de un kilo en el delta en los tiempos que corren pero las hay. Las anjovas de más de 3 kilos, frecuentan el lugar ciertos meses y el gran rey del Mediterráneo, el Palometón, sigue dando pesos superiores a los quince kilos con frecuencia.

Para encontrar a estas tres especies activas los mejores meses son los comprendidos entre Mayo y Octubre. El resto del año será verdaderamente complicado por no decir imposible hacerse con una Anjova o Palometón. Y utilizaremos dos equipos de pesca diferentes. Uno ligero para la lubina y otro medio o pesado para la Anjova y Palometón.

LA LUBINA

El serránido será nuestra primera especie a buscar a primera hora de la mañana. Podemos empezar a buscarla justo cuando empieza a amanecer hasta eso de las nueve de la mañana. Dos o tres horas donde la reina plateada tiene una actividad frenética. Si poseemos una embarcación potente podemos desplazarnos hacia zonas escondidas río arriba, pero realmente, no hace falta. Si la lubina está activa, se encuentra por toda la desembocadura cazando bancos de pequeñas llissas, justo en los cambios de profundidad o en las aguas someras de las lagunas. O apostada entre los juncos pendiente de todo incauto pececillo que pulule por sus dominios.

Ataremos a nuestra caña ligera un minnow, una ondulante o un vinilo imitando un pez, tipo pikie o una angula. No deberemos excedernos en el tamaño ya que a menudo la lubina caza pequeños peces y desdeñará señuelos de más de 11 m., con más frecuencia de lo que lo haría en otras zonas. Si la buscamos en zonas de poca profundidad, montaremos un aparejo de buldó con un anguilón, raglou u ondulante, o mejor aún, intentarlo con un pequeño paseante de no más de 10 cm., señuelo que las lubinas atacan con furia, haciendo de la pesca en superficie una de las más emocionantes que podemos practicar.

Nos entrarán muchas de pequeño tamaño, pues el delta actúa como un criadero para muchas especies, pero si las de mejor tamaño están activas no tardarán en dar señales de vida.

LA ANJOVA

Una vez pasadas las mejores horas para el “llobarro”, iremos tras las Anjovas. Los poppers, pencils, Rangers y demás señuelos de superficie hacen las delicias de la Anjova en esta zona, aunque no debemos desdeñar grandes minnows de 15 y más centímetros cuando les cuesta subir a superficie, manejados a tirones. Les lanzaremos estos señuelos en los últimos metros del río, tanto en su orilla derecha como izquierda y luego nos dejaremos llevar por la corriente batiendo la amplia bocana. En esta zona pueden salir en cualquier lado, y más si se forman pajareras de pequeñas sardinillas, jureles y palometas. Podemos llegar hasta la boya de salida, pescar los alrededores de las barras de arena o las más solitarias playas, todos ellos, lugares de caza y desove de los aquí llamados Tallhams (corta anzuelos en catalán), o ir en busca de pajareras. Las picadas en superficie serán increíbles y deberemos tener tino para que en uno de sus saltos no se suelte de los anzuelos, cosa más fácil de decir que hacer. . . .

Eso sí, deberemos intentar clavar bien en el momento de la picada, pues aunque suelen clavarse solos, a veces un cachete extra no va mal ya que este pez tiene una boca terriblemente dura y fuerte.

EL PALOMETÓN

Éste extraordinario pez, hoy día en declive, también frecuenta la desembocadura y las más tranquilas playas para desovar y cazar las abundantes llissas de la zona. Ver una llissa de más de un kilo intentar escapar de un depredador de estas características o de una Anjova son imágenes increíbles, más propias de mares remotos y salvajes que del Mediterráneo. Gran suerte la nuestra.

Al mediodía, y con las aguas más caldeadas el Palometón gusta de acercarse a la orilla salvo los dos meses más calurosos de verano que quizás madruga algo más. Y es aquí donde insistiremos. Le lanzaremos los mismos señuelos que a la Anjova pero algunos de mayor tamaño y eso sí, su velocidad de recogida ha de ser todavía superior a la de la Anjova, que ya de por sí es rápida. Por ello, quizás los mejores señuelos sean los Ranger y pencils, manejados a gran velocidad hasta que veamos la estela que crea en el agua el Palometón. Su posterior picada y pelea serán recordadas en nuestra memoria para siempre.

Si seguimos estas pautas, estamos en un lugar donde las posibilidades de fotografiarnos con este Grand Slam, son muy elevadas. Y para seguir disfrutando de más jornadas así, que mejor que devolver al agua una mayoría de ejemplares y obligatoriamente los más jóvenes. La zona y sus posibilidades, lo merece. Y el futuro de la pesca y el disfrute de nuestros hijos, aún más.

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  • 3 semanas despues...

Relato 4:

[b]
La Palometa, de mis sueños. ele-E-Y-erre-E.[/b]

Tiempo llevaba dándole vueltas a la cabeza, tanto, que casi se convirtió en obsesión. Quería conseguir mi palometa fuese como fuese, estaba todo decidido, todo atado y como no un buen surtido de enseres para el día que llegase. “ Todo preparado; Popers, rangers, paseantes, jerkbaits ”. Estaba claro que sería cuestión de tiempo y lances, más tiempo más disparos, más probabilidad eso sí, mientras practicaba, me lo pasaba muy bien. Siempre con la cabeza fría, analizando, buscando información, recapacitando sobre los aspectos positivos y negativos que podría encontrar, y en mayor parte, intentando retener en mi pensamiento lo que sentiría al conseguirlo…es que….UNA PALOMETA, ES UNA PALOMETA .

Palometa, lichia amia, palometón, palomina, leccia, lichie …de cuerpo esbelto y alto, dos aletas dorsales, una boca muy grande, piel suave, mirada de buena gente, y una ese S que recorre los flancos. Se me olvidaba, dotada de una potencia sobrenatural.

Está claro, que algunos de vosotros ya la/lo tenéis, muchos ya vivieron ese gratificante momento que la vida nos regala y que nunca se olvida, vivir ese deseo se hace duro cuando casi ya lo tienes pero en su etapa final parece nunca llegar. Que largo se hace. Para otros, algo a cumplir en el transcurso de su vida, para gustos colores y también hay quien no lo tiene en su propósito. Lo que está claro, que conseguir una palometa es algo que no consigue uno solo, pero en cambio si se comparte con alegría una vez conseguido, a la vez que es algo personal e intransferible. Insisto, una palometa, es una palometa.

Desde hace poco tiempo, fue una realidad para mí. Nunca lo olvidaré, como seguro que vosotros que leéis nunca olvidasteis o nunca olvidaréis (hablando en futuro) ese momento, que siempre queda grabado. Hablando de pesca pues como cuando te atacan el poper de manera espectacular y en tu mente queda grabada la embestida. No se olvida. Jamás imaginé – o no tenía suficiente capacidad para imaginar - que se sentiría algo tan grande y bonito cuando por fin la ves ahí, y lo mejor del todo, es que eso que sientes cuando la tienes ahí tan cerca no es nada ya que se multiplica a la enésima potencia cuando por fin la sostienes por primera vez en brazos .Luego si no estás solo, te hacen una foto con ella. No puedes dejar de mirarlas, son tan bonitas, huelen tan bien, son tan suaves, tan bien hechas. Ni sacadera, ni lazo de cola, ni guantes, a pelo. Sinceramente no sabes cómo manipular para no dañar, más aún si ha sido un duro combate en el que el nerviosismo ha estado presente segundo tras segundo hasta el momento final. Con el tiempo y experiencia lo acabas casi dominando y poco a poco hasta las acabas comprendiendo. Para cada uno de nosotros, la que fue, es - o será- su palometa o palometón será seguramente la mejor pieza que jamás se pueda conseguir allá por donde pesque. Seguro que para cada uno la suya es la más bonita, incluso la tendremos impresa en el comedor con un bonito marco para que cada día al mirarla nos haga recordar ese momento en el que por fin pudimos posar junto a ella para la foto. No es fácil dominarlas, y hay que ser consciente y estar preparado, ya que lidiar con palometas o palometones, no es tarea fácil.

Preciosas, bonitas, hermosas, lindas, divinas, bellas…De color plateado –dorado o verdoso según la zona, y una alta capacidad para enamorar a cualquiera. Poco tiempo y mucho que explicar sobre ellas, pero ya todo o casi todo se sabe o se ha dicho, sobre todo, más lo saben los que las persiguen y ya las tienen en su palmarés, solo ellos saben realmente quien y como son, aparte del depredador costero más grande con el que nos podemos encontrar en nuestro mar. Un pez que vuelve loco a cualquiera, un animal que levanta pasiones allá por donde se encuentre, y es que no es para menos, no faltan los motivos. Uno de ellos por el enorme tamaño que pueden alcanzar, su astucia, por sus espectaculares y rápidos ataques, y por esos regalos que nos dan cuando vemos los remolinos y vaciadas de agua que forman en plena caza tras sus presas. Estar ahí y verlo, es un delirio y un espectáculo que todo pescador debería ver aunque solo fuese una vez. Que listas son, como adelantan a sus presas para darles caza por delante, como juegan con ellas, como aturden a base de coletazos, la verdad, es algo digno de ver. Que decir cuando se levanta un ejemplar tras tu señuelo y empieza esa persecución en la que muchas veces nos acaban faltando metros, es habitual en ellas, solo hacen eso, perseguir , pero ya es suficiente para poner al límite al pescador que solo apreciar la uve y la aleta tras el señuelo se emociona y entra en shock a la vez que grita fuertemente PALOMETON PALOMETON!
Es que una palometa, es una palometa. “ Todo preparado, chupete, biberón, pañales, toallitas”.

Que momento más delicado y que nervioso se pone uno cuando la llevas detrás, más cuando ves su enorme tamaño comparado con el del señuelo, es lo que todos buscamos, lo que tanto queremos, y ahí está ahí la tenemos en plena fase de engaño…si lo sientes y lo vives, ya nos llega el éxtasis con ese bicho que viene pero que aún ni ha atacado y posiblemente ni lo haga, quien lo diría. Hacerlas comer, es otra historia, pero hasta aquí describo, solo con las persecuciones y que me quiten “lo bailao” que se gozar del corre que te pillo. Cuando explote el agua y consigamos tenerla ancalada, pasaremos al segundo round, pasado esto tan solo quedará el tercero cuando llegue el orgasmo final y luego el flash.

Sobre equipos pues lo ya dicho, cañas con suficiente potencia para clavar, ligeras para afrontar largas jornadas de lance a lance, carretes capaces de albergar sobre los 300 metros de trenzado de como máximo 30 libras, un bajo fiable y resistente, una grapa potente, o anilla de calidad, un señuelo con poteras de las que pinchan bien, mucha paciencia y a darle horas. Encuentros de aguas dulces y salobres son lugares querenciosos para dar con ellas, no estarán siempre –claro está- y es ahí cuando entra en juego el librillo del pescador que analizando diversos factores año tras años, quizá esté en el lugar cuando crea que puede ser el momento. Aún así y por mucho librillo no deja de ser muy complicado localizarlas, (ya no digo pescarlas) y días que parecen ser los más propicios, son los peores, en cambio cuando ya lo damos por perdido, aparecen. Son peces. Ah, una vez localizadas tendremos que hacerlas comer y posteriormente una vez tengamos nuestro trofeo al otro lado, cabeza fría como ya dije para trabajarse un impoluto combate y acercarla lo antes posible hasta nosotros. Es un pez que suele luchar arriba sobretodo en los últimos momentos , típica su cabeza fuera del agua dando bandazos de una lado para otro para tratar de huir, incluso en ocasiones cuando parecen estar rendidas medio de lado pueden aprovechan el imprevisto para sacar su última carta y correr, muchas se desgarran en ese momento, rompen, se sueltan, todo a nuestro favor ya que a base de errores se va aprendiendo. Estuve tiempo detrás de ellas perder varias palometas con peso superior a los 10 kilos por un motivo u otro fue lo que me creó la obsesión que citaba al principio. Claro, eso hacía que tuviera más ganas de ellas, es que una palometa…es una palometa. Como dije es cuestión de tiempo, ilusión, y vivir al máximo cada momento que estamos tratando de dar con ellas.


Entre líneas describí en parte la situación personal vivida con una palometita muy especial, y me he dado cuenta ahora que cuando describí los popers al principio quería decir biberones y viceversa. Si se cambian las frases de posición queda todo más claro, por cierto si se vuelve a leer cambiando el “todo preparado de lugar ” quizá se entenderá mejor. Por ella va este relato, la misma palometa que llegó a este mundo el 12 de enero de 2010 a las nueve veinte de la noche. Su nombre, al final del título lo deletree letra a letra, LEYRE , mi palometa, mi hija, que sin lugar a dudas es la mejor captura que hay en toda la capa de la tierra. A día de hoy con ya 17 meses es toda una ternerita, con más de 10 kilos y casi 85 cm. La baba se me cae con ella, como seguro os pasará a vosotros con l@s vuestros.

Me gustaría que un día cuando Leyre sea capaz de leer y comprender lo arriba descrito así como las emociones que siente su padre con la pesca y las persecuciones de las motos de agua me diga “papa, quiero ir contigo hasta tener una palometa detrás”.

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  • 2 semanas despues...

RELATO 5:

[b][center]ROCKFISHING[/center][/b]

El valor de una captura no se mide por su tamaño, si no por su dificultad. Podría ser una frase para describir brevemente este tipo de pesca.

Mis amistades saben que siempre me ha gustado el Spinning ligero. Que me divierto igual pescando pequeñas palometas blancas que grandes anjovas. Al fin y al cabo se trata de engañar depredadores igualmente, dejando de lado su tamaño.

El Rockfishing es una técnica de origen japonés, y consiste en engañar con señuelos a depredadores de roca de pequeño tamaño con equipos ultraligeros. Peces frecuentes allí como el Mebaru, el Chinu, el Kasago, o el Aji, tienen aquí especies similares como la Vaca Serrana, el Sargo, la Escorpa, y el Jurel, por lo que es totalmente posible practicar esta técnica en nuestras aguas. De hecho, hay buenos aficionados en nuestro país.

Mucha gente piensa que capturar peces pequeños no tiene ningún encanto, pero una vez que pruebas esta técnica te das cuenta de lo divertida y adictiva que es. Capturar un Sargo o una Dorada con un pequeño señuelo de 1 ó 2 gr. de peso tiene su atractivo, más aún cuando puedes hacerlo a pez visto en aguas cristalinas.

Es una técnica donde las capturas suelen ser muy frecuentes, abundantes e inesperadas, ya que hay muchísimas especies de peces pequeños que no se les tiene por depredadores aunque realmente lo son.

[b]LOS EQUIPOS[/b]
Las cañas de Rockfishing reúnen principalmente dos características, ligereza y sensibilidad para poder notar la más mínima picada. Las potencias de lance más frecuentes son las de 0,5-7 gr., 2-10 gr. y similares, por lo que os daréis cuenta de lo blandas que son estas cañas, aunque suelen tener una reserva de potencia más que aceptable. Las longitudes oscilan entre 2,10 y 2,40 metros. Personalmente prefiero las primeras.

Lamentablemente en nuestro mercado no hay cañas específicas para este tipo de pesca, sin embargo hay modelos destinados a la pesca de la trucha que pueden utilizarse perfectamente.

Los carretes tamaños 1000 son los más indicados, pero también se pueden emplear más pequeños, como los 750 o los 500. La velocidad de recogida no es demasiado importante, pero personalmente prefiero los carretes lentos, por que los señuelos ligeros, sobre todo los jigs, con una recogida rápida suben a la superficie rápidamente, y hay ocasiones en las que esto no nos interesa.

Importante que el freno sea de buena calidad y fiable, ya que si clavamos alguna pieza desproporcionada para el equipo lo pondrá a prueba. Y esto suele ser frecuente, sobre todo los jureles entrados en talla, o con alguna anjova.

Para mí el trenzado es fundamental, el tacto que te da, junto con la distancia de lance lo hacen imprescindible. Se suele utilizar de 3 a 6 lbs, mi preferido es el de 4 lbs.
Si optáis por el nylon, los más indicados son los diámetros de 0.18-0,21 mm.

[b]LAS ZONAS[/b]
El Rockfishing se puede practicar en cualquier escenario de pesca, sin embargo las zonas rocosas (escolleras, acantilados, playas rocosas…) y los interiores y exteriores de los puertos suelen ser las más frecuentes. Mis zonas preferidas son las de aguas limpias para poder pescar a pez visto.

Las playas de arena son buenas para buscar especies como la Araña, la Dorada, y la Mabra.

Los típicos horarios del amanecer y el anochecer suelen ser buenos, pero también el resto del día, y sobre todo la noche. El Rockfishing se caracteriza por practicarse mayoritariamente de noche, sobre todo para buscar especies como la escorpa.

[b]SEÑUELOS Y ACCIÓN DE PESCA[/b]
Se pueden utilizar los típicos señuelos para el Spinning convencional pero en tallas mínimas. Pequeños minnows, cucharas ondulantes, jigs de pelo, plomo, o vinilo. Sobre todo estos últimos son tremendamente efectivos con todas las especies. Y sobre todo los típicos grubs. Lo bueno de este modelo es que pesca tanto en movimiento como en parado por la similitud con un gusano., y son perfectos para peces de fondo, como vacas serranas, doradas, mabras, sargos…

En particular los grubs se pueden utilizar de muchas maneras diferentes, ya sea con una recogida lineal y continua para que vibre la cola por la superficie para capturar jureles, obladas y similares, o bien haciéndolo nadar cerca del fondo o saltando sobre el mismo para las vacas serranas, sargos, doradas… Particularmente para estas últimas, suelen funcionar a la caída, cogiendo el grub el pez mientras cae, o si no, quieto en el fondo como si fuera un gusano.

Los modelos de cangrejo son muy eficaces con las especies que suelen alimentarse de ellos, como doradas, lubinas, sargos, mabras… La mejor opción es imitar su movimiento natural, haciendo que caminen por el fondo lentamente o que salten sobre este, tanto sobre arena como sobre roca.

También los modelos que imitan a un pequeño alevín funcionan perfectamente para peces depredadores como los Jureles, Lubinas, Obladas… Especialmente a jerking, o twiching, o manejándolos cerda del fondo como si fueran un pequeño gusano, esto es muy eficaz para los raspallones. Y los pequeños jigs de plomo son muy polivalentes para situaciones de depredadores atacando en superficie a una bola de sardinillas, o cuando es necesario lanzar muchos metros, o batir mucha agua, por ejemplo en zonas más o menos profundas. Estos señuelos pescan con una recogida continua y lineal, pero pueden darse pequeños golpes de muñeca para hacerlos más atractivos, o incluso hacerlos saltar por la superficie como si fuera un pequeño pez que huye. Las picadas con esta recogida son espectaculares.

Los vinilos pueden montarse con la típica cabeza plomada, lo que te da mucho tacto y libertad de movimientos. Este montaje está indicado para pescar a pez visto en zonas de agua limpia donde puedes ver el movimiento del señuelo, o hacerlo nadar cerca del fondo y de las rocas. O bien con un aparejo de plomo (de entre 2 y 5 gr) más perla más giratorio, y un bajo de unos 50 cm. más un anzuelo donde se ensarta el vinilo. Este último montaje es muy práctico para batir mucha agua en zonas arenosas o profundas, y para evitar enganches en zonas rocosas.

[b]LAS ESPECIES[/b]
Muchos son los peces que se pueden pescar a Rockfishing, tanto depredadores como no. Los más frecuentes y normales de capturar son la Vaca Serrana, el Serrano, la Escorpa, el Jurel, la Lubina, la Palometa Blanca, Meros y Abadejos… varias especies de lábridos como la Doncella, el Tordo, el Lorito… y espáridos como la Dorada, el Sargo, la Mabra… etc. No es raro engañar alguna Lisa de gran tamaño, lo que nos dará un combate de varios minutos. Y también capturar alguna especie extraña, como el Merillo, o los Esparrallones, estos últimos suelen mostrarse increíblemente agresivos ante los señuelos.

Por último recordad que es una pesca enfocada a especies de pequeño tamaño y peces pequeños, por lo que es muy recomendable practicar el captura y suelta con todas ellas sin excepción.

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  • 3 semanas despues...

[b]RELATO 6:[/b]

Contar un relato de pesca se hace difícil, han sido tantas las experiencias vividas que se agolpan dificultando la elección. Todas ellas conforman una única historia personal, escrita en mi memoria a lo largo de muchos años y, como todas las historias, la mía tuvo un comienzo.

[b]BORIA[/b]

El día no estaba para salir, la boria, esa niebla espesa que se asienta sobre el mar cada verano, inesperadamente hizo acto de presencia. Por otra parte el agua estaba plana, impecable. Llevaba varias semanas sin poder sacar el barco y mi deseo de disfrutar una jornada de pesca fue mas fuerte.
Tomé la decisión y en unos minutos dejaba atrás la bocana del puerto.

Mantuve el rumbo hacia el s-w sin tener definido el punto de fondeo. Curricanear los bonitos se descartaba como opción. Sin embargo, los dentones estaban abundantes. La escasa visibilidad incidía en una navegación lenta, excesivamente lenta.

Envuelto en la niebla, mis pensamientos dieron paso a los recuerdos. A un día del verano del 72 que la boria cubría la costa de forma muy similar y los acantilados del Cantal eran imperceptibles.
Recuerdo dejar atrás, entre jirones de neblina, las últimas casas de La Cala siguiendo el trazado de la antigua vía hasta pasar el primer túnel. Antes de llegar al segundo, bordeé el recodo rocoso para descender por una escarpada cornisa, horadada por siglos de oleaje. El olor a mar se intensificaba por momentos, la subida de la marea hacía rato que había comenzado. Serpenteando por la ladera llegué a la Cueva de los Novios, donde monté caña y carrete, dejándome caer hacia la percebera, una laja plana que, en la bajamar, sobresalía del agua cubierta de verdín y mejillones.

Era la primera vez que lo hacía solo, en ocasiones anteriores siempre acompañé al Lanchi, un pescador del pueblo de edad indefinible con el que trabé amistad en el rebalaje, yo intentando pescar al corcheo tras el rompeolas el, mas adentro, en la arena, reparando redes de copo.
Seguramente constatando mi persistencia y nulos resultados, una mañana me espetó sin mover la mirada de la red:
“shaval pa sacá argo quensirva tiés quir a los túnele”

No hizo falta mas, en menos de lo que se cuenta ya estaba sentado junto al desconocido pescador. Mis preguntas se agolpaban, sus parcas respuestas se hacían esperar. En cuestión de días ya manejaba conceptos como marea, enjuague, terminal de línea, cebo fresco, plomo corrío, puntero fino, grosor del pelo y……tantas cosas.

Sus comentarios hicieron que, poco a poco, entendiera la técnica de la pesca, el comportamiento de las distintas especies, el significado de “la raya” en el horizonte, esa línea lejana donde el azul del mar cambia de tono, la luna y sus mareas, el levante y el poniente. Enseñanzas tan antiguas como el hombre mismo, transmitidas a viva voz de generación a generación.

Día a día, bien temprano, volvía al varadero. Como un ritual, saludaba al Lanchi y el hacía un leve gesto con la cabeza. Durante horas me esmeraba en aplicar lo aprendido, con el agua por las rodillas, sin salir a tierra hasta oír:
“shabal asín ná de ná”
Momento en el que sabía que la clase comenzaba. Me cambiaba el terminal, hizo que desistiera de los sobrecitos de anzuelos montados, enseñándome a empatillarlos yo mismo, primero simples, después dobles, con nudos e hilo de confianza. Mas tarde vinieron los nudos de emerillón, los tipos de perlitas, evaluar el peso del plomo adecuado, mientras menos mejor “el terminal hay que jundirlo no fondearlo” decía. Las carnadas, siempre con cebo fresco y muy bien presentado, usando metros y metros de hilo elástico.

Una mañana me extrañó que el Lanchi estuviese de pié, junto a su chanca de madera, y no afanado con las redes. Por su postura intuí que me esperaba. Sin dejarme tiempo para el saludo habitual dijo “shaval hoy noz vamo por zargos”. Girándose sacó de la barca tres tramos de caña y una pequeña caja azul, metálica, de esas que sirven para guardar herramientas, poniéndose en marcha, descalzo, siguiendo el límite de la arena húmeda.

En poco mas de media hora llegamos a los acantilados del Cantal adentrándonos en sus túneles. Bajamos para tantear sobre las rompientes, era una delicia verlo pescar y, mas aún, oír sus comentarios, escasos en número y en palabras. Las capturas, en su mayoría sargos, se sucedían hasta dar por finalizada la jornada con un “shabal ya eztá bien, argo sabrá que dehá pa mañana”

Varias veces fuimos juntos, pero ese día de julio, a pesar de la densa niebla, decidí hacerlo en solitario, posiblemente algo del carácter del Lanchi había prendido en mí.

Sobre la “percebera”, envuelto en un intenso olor a humedad, mar y algas, sentía el verdín bajo los pies. El agua batía y se retiraba viva dejando un rastro de espuma a la altura de los tobillos, la pleamar llegaría pronto. Las enseñanzas recibidas y acumuladas en un cierto desorden se ponían en práctica. Lanzaba una y otra vez, encarnando mejillón de la misma roca, hilando desde atrás, presentando la valva hacia delante, enjuagando de mientras.

La picada llegó inesperada, como suelen llegar las cosas buenas.
Fue franca y elástica, de esas que curvan el puntero con suavidad y contundencia, transmitiéndose a lo largo de la caña para proseguir por el brazo hasta la punta de los pies.

Pese a sacar algo de línea, el combate no fue excesivo, recuerdo apretar un poco el freno y girar levantando a la derecha, para evitar la huida hacia la base rocosa, recobrando de forma pausada y continua. Resultó ser un gran sargo breado, la mayor pieza clavada en mi vida. Recogí y deshice el camino, ascendiendo hacia los túneles para proseguir de vuelta hacia la playa.

El Lanchi se encontraba junto a la chanca plomeando un trasmallo, me situé a su lado y, sin mediar palabra, le enseñé la captura. Miró al inmenso sargo unos segundos y prosiguió su faena.
“¿con meillones?”
“Sí, con mejillones de la percebera”, le respondí.
“¿Clavastes mas?
“No, solo este. Algo habrá que dejar para mañana”
“Bien esho shaval”.

Y allí nos quedamos un buen rato sentados juntos en la arena, con la mirada descansando en “la raya”, estableciendo un mudo diálogo de sensaciones. Yo pleno de felicidad contenida, sintiendo aún el tirón de la picada, el Lanchi en su mundo, muy satisfecho, aunque eso lo supe con el paso del tiempo.

Seremos muy distintos los aficionados a la pesca, en mar, río, orilla, embarcación, ……..y con muy diversas técnicas, pero todas nuestras historias, diferentes entre sí, coinciden en su principio. Todos tuvimos a alguien que nos transmitió los primeros conocimientos, un abuelo, un padre, un amigo. En mi caso fue el Lanchi, un pescador, al que conocí por azar en un varadero, el que me enseñó a entender la pesca, respetar el mar y, sin duda, algo de la vida.

A todos ellos va dedicado este relato.

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[b]Relato 7:[/b]

Este relato se lo dedico a la protagonista, mi tripulante, mi marinera, mi loba de mar, mi capitana, mi pescadora , mi pareja, mi media naranja por lo mal que lo pasó y por lo bién que lo llevó

[b]TARDE ACCIDENTADA[/b]

Dicen que el hombre es un animal de costumbres ( y la mujer más) Tenía que salir la vena machista.
Al llegar el verano, la nuestra era salir al caer la tarde, dar una vuelta pescando al currican , generalmente obladas, tomar un baño reparador en una cala solitaria, merendar y de nuevo pescando regresar a puerto con las últimas luces del día.
Era una cálida tarde de Agosto como otra cualquiera. Nada más salir del embarcadero comprobamos la voracidad de las obladas. Solíamos pescarlas con un tubito de plástico o con un palito de “chupa chup ” , pero ese día estrenábamos unos diminutos señuelos de buena marca.
La loba de mar con quien comparto mi vida no daba abasto. Apenas habíamos navegado un centenar de metros y los señuelos ya mostraban su eficacia con 6 ó 7 capturas, una gozada…
Pero en un movimiento brusco, la ancoreta de uno de ellos atravesó la base del dedo pulgar de mi mujer. Inmediatamente detenemos la embarcación e intentamos sacarla sin éxito ,a pesar de tener unos alicates que no nos sirven de nada al ser tan pequeña
Mientras tanto un fino reguero de sangre se desliza pausadamente por su muñeca. Puedo adivinar el dolor por el rictus de su cara y la humedad de sus ojos. Corto la línea y regreso urgente al embarcadero donde hay un puesto de la Cruz Roja en la playa.
Son unos pocos y sin embargo largos minutos, amarro con prisas donde puedo, dejándolo todo al descubierto y la llevo al puesto de asistencia para la cura de urgencia. Una vez examinada y vista la dificultad de extracción de la ancoreta, deciden llevarla con la ambulancia al Centro de Salud del pueblo. No me permiten acompañarla, así dejo abandonada la barca y en mi coche me dirijo rápidamente al centro médico.
Al llegar no encuentro a nadie .Las puertas abiertas, pero está desierto. Al rato me dicen que la están atendiendo. Los minutos me parecen horas, se me hacen eternos. El silencio solo se rompe por los latidos de mi corazón. Suerte que no hay nadie para oírlos. No sé cuánto tiempo pasó , pero al fin salió con la mano vendada . Un vendaje espectacular. La abracé como si fuera la primera vez, o la última tal vez, como intentando compartir el dolor.
Pregunto por el señuelo y me dicen que lo han tirado a la basura, con lo que a escarbar tocan. con sumo cuidado para evitar "daños colaterales" la recupero , (aunque sin ancoreta)
Volvemos al embarcadero, para ordenar las cosas y dejar la barca en su amarre cuando, ante mi sorpresa , me dice mi marinera.
- Salimos ¿no?
No daba crédito a la inesperada pregunta . Lleno de gozo y orgulloso de mi tripulación accedí a volver a pescar , con mal disimulada sonrisa. No salía de mi asombro.. Fue una de las inolvidables tardes de pesca, que nunca olvidaré y no solo por la cantidad de obladas, sino por la cantidad y calidad de emociones vividas, pero sobre todo por la satisfacción de tener una tripulación que no me la merezco ni de lejos. Ese día no tomamos el baño, la noche se nos vino encima con rapidez y sustituimos la merienda por una cena bajo la luz de la incipiente luna. La miré a los ojos y lleno de orgullo ,con mal contenida emoción cerré los ojos mientras mis labios buscaban los suyos para fundirnos en un apasionado beso.

Gata de Gorgos a 26 de Agosto de 2011

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