CRONIQUETA (CASERA) DE LA KEDADA EN CULLERA
Atendiendo a las indicaciones de PATER al finalizar las curvas de entrada en Cullera optamos por desviarnos a la izquierda, por si las sospechas, alcanzando una magnífica playa nudista desierta ¿será aquí la kedada o se habrán kedado conmigo? Tras comprobar que los móviles no son aparatos para nerviosos por fin aparcamos en el último sitio libre del Parquing frente a una incitante playa, ávida de alojarnos en su seno… esto es lo que tiene el porno….( porno llegar a tiempo) Tras efusivos saludos y reencuentros de quienes comparten una pasión, alineamos nuestra monturas, comprobando cuantos “manitas” habitan este mundo del kayak, con algunos tan magníficamente atuneados (Atunear : dícese del arte de transformar con bricos caseros un humilde kayak en una máquina de pescar atunes y otros peces de más de 30 kilos)
Y nos hicimos a la mar.
En ese momento la mar, asediada por un tropel de palistas que importunan su descanso nocturno, despierta, quizás con ánimo de darnos la bienvenida y agita levemente su manto. Se produce una diáspora marina de kayaks; unos buscando profundidad y el santo grial atunero, otros caceando hacia la desembocadura del Júcar y unos pocos tentando la sabia sepia cerca de la costa. Me decanto por la profundidad. ¡Rayos! La sonda ha enmudecido, sólo marca profundidad pero ha desaparecido el relieve. Me acerco a otros compañeros a sabiendas que compartirían cualquier conocimiento de pesca aunque ello conllevara que el premio de la captura no fuera para ellos. (Más tarde escuché creo que al sabio MIQUELMQ la filosofía que impera entre los integrantes del kayak pesca Valencia LOS PECES ESTÁN AHÍ NO SON PROPIEDAD DE NADIE COMPARTIR CONOCIMIENTOS NO IMPLICA QUE ME ROBEN LOS PECES A MI). Es XUSO, al que debo mis primeras capturas dignas de tal mención allá por el 2009 en la Gola gracias a que me indicó como presentar el vinilo (que por cierto me regaló). Le observaba como movía a fondo con pequeños tironcitos la caña. “Es a la manera de pesca del Blackbass. Un vinilo plomado” o así lo entendí. Me acercaba a otro grupo jiggeando sobre los 30 metros. ¡Lanza aquí! Me indicaban pues sabían de mi falta de sonda. Lástima que la importante deriva hiciera que constantemente nos alejáramos de las marcas. Y en ese preciso instante mi piel se transformó en gallina desplumada. ¡ATUNES SALTANDO EN SUPERFICIE! Aquí y acullá. A menos de 10 metros un hervidero de espuma frente a nuestros ojos y nuestras cañas. ¿Jugaban con nosotros? Se les persiguió. Se les instigó. No hubo manera. Acumulábamos horas y millas en nuestros músculos, pero el desánimo no aparecía. Al contrario las risas y las chanzas invadían el espacio etéreo a pesar que por las emisoras sólo se oía “NO FISHING” La mar también se reía de nosotros, aumentando la intensidad de sus olas y la fuerza del viento. Gastón en su KAYAKMARAN (Kayakmarán: dícese del cruce entre kayak y catamarán, envidia de todo kayakista) me ayuda con posturas circenses a arreglar la sonda. Nada que hacer. Comienzo a ver “borreguitos” en las olas. Es el momento de virar a la costa caceando con un muy bonito y aparente engaño (y carísimo), ¡que si quieres curriarroz Catalina! A menos de 100 metros de la costa observo unas enigmáticas banderolas. ¡REDES! ¿No habrá alguna norma en contra de esto? Me espera mi única gran pesca del día. Al aproximarme a un grupo de kayaks cerca del faro, Botifloro, en una maniobra no vista vuelca. Estrena su montura, pero puede darle la vuelta, no así subirse de nuevo. Remolco hasta la orilla sin más incidencias. Regreso al punto de partida donde otros en escalonada llegada comentan la jornada. “Poco pescao”. Solo GUS enarbola un listado treskilero mientras explica la picada a dos cañas que tuvo. Estamos todos menos los que llevan kayakmarán. No estarán cansados, que yo sí y mucho. Preparamos el sarao bajo la carpa de un chiringuito cerrado pero que ha tenido a bien dejar el WC abierto. Todo un acierto. ¡Pitanzas, chacinas, tortillas ¡¡Fuera!! Compartimos mesa y mantel en amigable camaradería. Tanto fue así que ni siquiera la visión de la pescata de Gelo con sus pajeles, la gran dorada y la morena, nos quito el gusto de nuestros paladares, regalados con buen vino y comida. Mi mujer, la única acompañante que no ha perdido la paciencia entre tantos locos por la pesca, me comenta que dió un paseo-marcha por la montaña de Cullera, espectacular, con una flora autóctona mediterránea preciosa y digna de repetir. Entonces, pienso, ¿qué más se puede pedir? El tiempo soleado, la mar en su papel, los compañeros excepcionales, los acompañantes contentos, bien comido y bien cansado. ¿Y EL PESCAO? Pues otra vez será, así tenemos un motivo más para volver a juntarnos. Y comienza a sonar en mi cerebro…¡¡KEDADA EN DENIA!! Allí mucho pescao no hay (por lo menos para mí) pero esto no es lo importante. Lo importante es la camaradería que se respira en estas concentraciones, además queda más cerca de Los de Alicante, ¡podriamos batir la marca de kayaks! Cualquiera que sea ésta.
P.D. Espero no haberos cansado. Las fotos otros las pondrán
SALUD
Angel