Cuando en todo el mundo ven a un equipo ejemplar y brillante, independientemente de sus resultados, con un comportamiento inmaculado sobre y fuera del césped (ayer en el pabellón Paris Bercy se vivió la última demostración, con unos jugadores entregados al equipo de baloncesto), en Madrid perciben una realidad totalmente diferente.
Desde que se levantó el telón de la presente temporada, allá en el mes de agosto y con el Barça habiendo sumado de bote pronto un par de Supercopas, la campaña de desprestigio ha sido constante hasta el punto de que desde dentro del Barcelona ya hacen oídos sordos a todo lo que se dice en Madrid. Sin embargo, tanta intoxicación cansa.
El límite de lo permitido fue ayer mismo cuando el diario Marca abría su portada con un teórico empujón de Piqué a Kanoute con el que pretendía denunciar que Undiano Mallenco benefició al Barça con su decisión, sin mencionar en esta primera página la mano involuntaria de Aranzubia que acabó con la expulsión del jugador del Athletic y facilitó la goleada del Real Madrid. La jugada de Piqué es una más de muchas que se pueden producir en cualquier partido, que no puede ensuciar la gran campaña del equipo azulgrana que ha sumado ya 96 puntos, el récord absoluto de la Liga, que cuenta en sus filas con el mejor jugador del mundo, el bota de oro, el pichichi y el Zamora y, sobre todo, que gane o pierda, su juego es fruto de una filosofía que respeta el fútbol y el espectáculo. Es el penúltimo capítulo de una falsedad llamada Villarato que hizo fortuna al amparo de una prensa que no encoentraba argumento a que su Real Madrid fuera a rebufo del Barcelona.
Lás árbitros son los objetivos números uno de la prensa madrileña pero no los únicos. Las denuncias también han ido para Daniel Alves y Sergio Busquets por considerarlos piscineros, han intentado sacar trapos sucios a Joan Laporta y menospreciar los éxitos deportivos del club, han denunciado la presencia de jugadores tocados (Xavi) en las alineaciones cuando corrían el riesgo de perderse el Mundial, han intentado menospreciar al mejor jugador del mundo (Messi) en comparación con Cristiano Ronaldo de la misma manera que la pasada campaña hicieron lo propio con Robben, han enviado cartas infames a Pep Guardiola buscando sacarle de sus casillas. Todo para desestabilizar al Barcelona, todo para ensuciar desde el madridismo (que no desde el Real Madrid) el azul y grana.
Las comparaciones con el Barcelona han sido a diario mientras que en los partidos de fútbol esta supuesta igualdad apenas existía porque el Barça ha resuelto a su favor todos los enfrentamientos con el conjunto blanco. Algunos con marcadores de escándalo incluidos, que quizás son el inicio de tanta envidia acumulada.