Yo creo que hay que ser honestos con nosotros mismos... conozco pescadores que devuelven todo lo que pescan y también conozco pescadores que se llevan a casa hasta el piojo de las mabras...
Yo prefiero buscar un término medio. Si un día te entra una volá de doradas de piscifactoría, yo creo que aprovecharía y disfrutaría, quizás no me llevaría sesenta a casa, pero una docena de las más gordas seguro. Las que razonablemente pueda consumir, ni más ni menos. Hay que tener en cuenta que esas doradas tenían como destino el mostrador de la pescadería, por lo que es cuestionable el daño ecológico que puede producir pescarlas. Por otro lado, no sé si pueden ser negativos para las otras especies de una zona el que miles de doradas aparezcan de golpe comiendo todo lo que pillen...
Y por supuesto, respetar las tallas. Eso lo veo muy importante.
Saludos.