Gorrion, te felicito tanto por la elección de un tema tan interesante como por tu brillante exposición. Ciertamente, cuando se llega a profundidades de 20 metros en adelante, los buzos se encuentran sumergidos en un mundo en el que el verde-azul es el color dominante y ha desaparecido por completo el rojo.
Sin embargo, si con la ayuda de potentes reflectores se iluminan zonas profundas del mar, se observan en la flora y la fauna submarinas nuevamente sus colores reales, entre los que se encuentran el rojo, el amarillo y el verde.
La incógnita la acaba de plantear Sinhué: ¿por qué y para qué presentan colores vivos los animales y las plantas en aguas profundas, si no pueden observarlos?
Una posible respuesta podría ser que la vida en el océano se ha adaptado a estas peculiaridades, y así, como un ejemplo curioso, muchos peces de aguas profundas son de color rojo, ya que a cierta profundidad, la luz roja ya no penetra y no puede reflejarse sobre su cuerpo, por lo que son casi invisibles y lucen negros y sin contraste.
En cuanto a la pregunta de Gorrion, yo creo que todo tiene su importancia, tanto los colores como el movimiento.... pero cada cosa en su momento. Veamos si acierto a explicarlo.
A una distancia considerable, el depredador se sentirá atraido por sonidos y vibraciones que capta a través de la línea lateral. Po eso son importantes los señuelos con bolas en su interior, así como aquellos que se mueven con fuertes vibraciones que se propagan por el agua a gran distancia. A menor distancia, el depredador puede apreciar la forma de nadar de nuestro señuelo, sintíendo especial atracción si simulamos a un pez herido. Este es en mi opinión el momento en que el depredador decide interesarse o despreciar el señuelo.
Si hemos conseguido atraer su interés, es cuestión de segundos que decida atacar o simplemente realizar una persecución del señuelo. Todo dependerá en un segundo del color y de los reflejos del señuelo, de las turbulencias que genera, de su velocidad, tal vez de una chispa de luz que reflejen los ojos del señuelo.... cualquier cosa puede ser el detonante que haga estallar el instinto del depredador.