Hace muchos años, unos amigos, sabiendo de mi afición por la pesca, me dijeron que un conocido tenía una lancha cabinada en Vilanova y la Geltrú y que podíamos ir con él un sábado. Quedamos el patrón, mis amigos Eloy y su hermano Manolo, Ramón y yo.
Eloy es inválido y no veaís la faena que tuvimos para entrarle en brazos por la pequeña pasarela de la barca. Una vez dentro pasamos una buena mañana, navegando, pescando y cogiendo bastantes mejillones.
Al regresar a puerto, el patrón pensó en atracar en un punto de rocas en el que había un hueco, lo que sin duda según él nos iba a facilitar, poniendo el barco de través, el descargar a nuestro amigo Eloy.
Ni corto ni perezoso, Ramón cogió a Eloy en brazos como quien recoge a la novia la noche de bodas y justo en el momento que apoyó el pie derecho en la pasarela para darse impluso, resbaló y no veáis el tortazo que se pegaron los dos. Primero Ramón se dió con la baranda en los riñones, cayó de espaldas a las rocas y tiró a Eloy contra las misma por encima suyo. El espectáculo no podía ser más dantesco. Aún así Ramón, lleno de sangre por las rozaduras con las rocas no soltó a Eloy ni un momento y con gran trabajo conseguimos sacarlos a los dos. Al ponerles en seco vimos que los dos sangraban an abundancia, mientras Eloy decía : Yo no me he hecho nada, tranquilos. (La panzada de reir que no pegamos...)
Ramón tardó dos meses en restablecerse totalmente y Eloy, que decía no haberse hecho nada, tenía grandes cortes en las piernas. Luego le salieron unos moratones de impresión, pero como el pobre no las sentía, cada vez que le preguntábamos como le iba, nos contestaba riendo y diciendo: No noto nada, vosotros si que sois unos blandos...
Algo parecido me ocurrió a mi este verano, cuando al salir de una barca de un amigo para ayudarle a poner el toldo, pegué un resbalón y caí al agua con lo puesto, perdiendo mis gafas y el bisel de mi reloj recién comprado...
Id con cuidado...al salir de los barcos.
Saludos.