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eljarras

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  1. eljarras

    FALLECE AUGUSTO PINOCHET

    eh,eh ya vale tios a ver si hasta despues de muerto va ha seguir haciendo daño el ..........(añadase aqui el epiteto o calificativo mas conveniente segun el parecer de cada uno). ah,por cierto el general a mi si ME GUSTA LA NAVIDAD. un regalo para todos, http://www.nuevacancion.net/mp3/Victor_Jar...n_paz_(alt).mp3 esta cancion se llama "el derecho de vivir en paz" y es de victor jara ,asesinado por la dictadura chilena... pensar por vosotros mismos....siempre.
  2. eljarras

    LOS DINOSAURIOS

    tienes razon gorrion pero moby dick se merece que enmarques el libro entero,todavia sigo queriendo visitar nantucket.... ahora uno de terror http://es.wikipedia.org/wiki/Carcharodon_megalodon ..y digo yo a este que linea le pondriamos?
  3. eljarras

    FELIZ NAVIDAD

    http://www.navidaddigital.com/villancicos/...he-de-paz-1.htm a todos los foreros !! feliz navidad y prospero año nuevo!!
  4. eljarras

    LOS DINOSAURIOS

    UN POCO DE HISTORIA La historia de cualquier parte de la Tierra, como la vida de un soldado, consiste en largos periodos de aburrimiento y breves periodos de terror. Derek V. Ager, geólogo británico El Cráter de impacto en Manson Iowa. Hablando de cráteres famosos, está el de Manson Iowa, USA. El Cráter Manson se formó por la colisión de un meteorito hace 74 millones de años. Hace algunos pocos menos años, el cráter Manson era considerado el hoyo más grande jamás formado por material de origen extra-terrestre que hubiese aterrizado en Norteamérica y, del que, también se creí­a, habí­a sido el causante de haber conducido a la extinción de los dinosaurios, hasta que las pruebas evidenciaron que éste no era el caso. —Por cierto que este cráter fue candidato a ser parte del meteorito que cayó en Chixchulub, México hace 65 millones de años, cosa que también, con subsecuentes investigaciones fue descartado.— Como sea, el tremendo impacto causó un tremendo cráter en la tremenda parte continental de los EUA. Solo en un dí­a claro, podrí­as ver el borde opuesto Por desgracia, 2.5 millones de años de placas de hielo pasajeras llenaron el cráter de Manson hasta los bordes de arcilla glaciárica, dejándola lisita, de manera que el paisaje en Manson y en muchos kilómetros a la redonda, es tan plano como mi prima Claudia. “Muy de vez en cuando viene gente y pregunta dónde puede ver el cráter y tenemos que decirles que no hay nada que ver —dice Anna Schlapkohl, la amable bibliotecaria del pueblo— y entonces se van un poco desilusionados. Cosa tan curiosa, en la actualidad, la mayorí­a de la gente, incluida la propia del estado de Iowa, no ha oí­do jamás acerca del mentado Cráter. Pero, no siempre fue así­. Por un rato pero muy intenso, allá por los 80´s, la zona fue el lugar más fascinante de la Tierra. Habí­a una vez un joven y brillante geólogo llamado Eugenio Zapatero, ó Eugene Shoemaker para los solemnes, que le dio por estudiar los cráteres originados por colisiones de material sideral. —Zonas de impacto—. Un dí­a, a principios de los años cincuenta, se fue a visitar el Cráter del Meteorito en Arizona, que es algo así­ como el “padre de todos los cráteresâ€. En esa época la cosa no estaba muy avanzada y se creí­a que el cráter se habí­a formado por una explosión subterránea de vapor. No habí­a modo alguno que Shoemaker confirmara esto. Tales explosiones no existí­an. Al cráter se le conocí­a también por el nombre de Cráter de Barringer, en honor de un entusiasta y acaudalado hombre llamado Daniel Barringer que tuvo la fabulosa idea de que el mentado mega agujero lo debí­a de haber hecho un aerolito del tamaño del miedo cargado de exóticos, raros y carí­simos materiales cósmicos, los cuales él iba a encontrar si se dedicaba con denuedo a buscar el pedrolo que, según él, estaba enterrado en el fondo del hoyo. Se gastó veintiséis años y casi toda su fortuna en dejar al cráter como un queso gruyere. No encontró nada de lo que buscaba; Al pobre no hubo —no habí­a— quién le dijera que el meteorito, junto con lo que trajera, se habrí­a evaporado como consecuencia del encontronazo. ¡Kaput! Perdón, regreso a Shoemaker. Inspirado por la teorí­a de G.K. Gilbert, —investigador de la Universidad de Columbia— que una vez que habí­a estado encerrado en un cuarto de hotel, empezó a jugar con un recipiente lleno de harina de avena, y provisto de su colección de canicas que aventaba al recipiente, se le ocurrió imaginarse que le estaba pegando a la superficie de la Luna; De ese experimento, Gilbert sacó —no se sabe como, ni en que condiciones ni en que nivel sicodélico se encontraba— la conclusión de que los cráteres de la Luna se debí­an en realidad a colisiones. —No os riais, para la época era un idea revolucionaria— Bueno, el propuso eso para la Luna, pero no extendió su comentario para los cráteres de la Tierra. Seguí­a creyendo lo de las explosiones subterráneas de vapor. Pero Shoemaker, ya no tanto. A Eugene le encantaba el tema de las explosiones y sus consecuencias. Cuando se graduó, se habí­a ido a Nevada a estudiar los anillos de explosión de las pruebas nucleares en Yucca Flats. El habí­a llegado a la misma conclusión que Barringer: El Cráter del Meteorito no era de origen volcánico. Descubrieron que ahí­, afuera, las cosas eran más peligrosas de lo que imaginaban. De ahí­ para adelante, ya es otra historia. Shoemaker y su compadre David Levy se dedicaron a estudiar al Sistema Solar. En ese tiempo, los astrónomos estaban como locos con la astrofí­sica, el cielo profundo, las galaxias y otras peregrinas y deliciosas formas de materia cósmica, de manera que el campo de estudio se presentaba despejado y prometedor. Una semana al mes se iban de cacerí­a al Observatorio del Monte Palomar, buscando objetos, principalmente asteroides, cuyas trayectorias les hiciesen atravesar la órbita de la Tierra. Descubrieron que ahí­, afuera, las cosas eran mas peligrosas de lo que imaginaban. Objetos rocosos, llamados asteroides, orbitan en una formación un tanto imprecisa en un cinturón situado entre Marte y Júpiter. No se sabe con exactitud cuantos son, pero su número se estima en mil millones, como mí­nimo. Encontrar asteroides era una actividad popular allá por los 1800, pero no habí­a quien los registrara sistemáticamente. No se sabí­a a ciencia cierta si lo que se veí­a en un determinado momento era un objeto nuevo, o algún otro que regresaba. Como os decí­a, la astrofí­sica habí­a progresado tanto que dedicarse a buscar objetos rocosos en nuestro vecindario era algo así­ como una actividad de segunda fila. Se destacó por supuesto el holandés Gerard Kuiper, al mismo que se le honró bautizando con su nombre el cinturón de cometas. Hasta hace unos pocos años, los asteroides no se empezaron a contabilizar y a vigilar, tarea que se antoja descomunal. Imaginaros la m-30 de Madrid o la a-7 o cualquier otra y que somos el único vehí­culo que transita, pero que está llena de peatones que no miran las señales, ignorantes, sin educación, que no miran a ver si se aproxima el peligro. De la mayorí­a no sabemos como se llaman, donde viven, que hacen, con que frecuencia se cruzan en nuestro camino. Solo de repente, aparecen a más de 100 000 kilómetros por hora. Vamos de noche. Enciendes una poderosí­sima linterna capaz de iluminar a todos los asteroides mayores de diez metros que cruzan la Tierra: Verí­amos más de 100 millones de esos objetos en el cielo. Todos los cuales podrí­an colisionar con la Tierra. Serí­a profundamente inquietante —Steven Ostro, Jet Propulsión Laboratory —dixit— Se dice que un objeto de cien metros, no podrí­a detectarse con ningún telescopio con base en la Tierra hasta que estuviese a solo unos dí­as de nosotros. Hay una fascinante analogí­a que dice que el número de personas buscando asteroides no pasa de lo que serí­a el número de empleados de un restaurante de McDonald. El catastrofismo vuelve a aparecer El catastrofismo estaba ya muy pasado de moda. —Más de un siglo— Se creí­a que la desaparición de los dinosaurios se debí­a al gradual paso del tiempo. Mientras Shoemaker y su amigo David Levy se encontraban muy entretenidos buscando piedritas cósmicas, un amante de las piedras, pero terrestres e hijo de un premio Nobel, le da por estudiar a principios de los años setenta, el extraño caso de una delgada banda de arcilla rojiza, situada en un montaña de Italia, en un desfiladero conocido como Garganta Botaccione, en un pequeño pueblo de Umbrí­a. La banda de arcilla dividí­a al periodo terciario del cretácico. El geólogo se llamaba Walter Álvarez y estaba estudiando lo que en geologí­a se conoce como la frontera KT —No confundir con la también rojiza TKT— y señala el periodo en que se cree que hace 65 millones de años desaparecieron los dinosaurios —cosa que yo en lo particular no creo, ya que todaví­a veo muchos— y otra extensa variedad de vida del planeta se esfumaron de repente. La cosa no habrí­a pasado de ahí­, sino hubiera sido que el papá de Walter, —premio Nobel en fí­sica 1968—, era un eminente fí­sico nuclear. A don Luí­s le parecí­a chistoso el apego de su hijo para con las piedras. Cuando este le contó el curioso caso de la banda rojiza de arcilla, a don Luí­s le intrigó. Su especialidad era el tema de la radiación. durante muchos años se concentró en la fí­sica nuclear, y obtuvo logros notables en este campo, como la primera demostración experimental de la existencia del fenómeno de captura de un electrón por el núcleo del átomo, y un método para producir un rayo con neutrones de lenta movilidad. Al viejo se le ocurrió que la respuesta podrí­a venir del polvo espacial. La Tierra acumula todos los años 30 000 toneladas de “esférulas cósmicas†—polvo estelar, vamos— Ese fino polvo está salpicado de elementos exóticos que normalmente no se encuentran en abundancia en la Tierra. Uno de esos elementos se llama Iridio. Don Luí­s tení­a un amiguete que sabí­a bombardear electrones en un pequeño, pero funcional reactor nuclear. —Digo, quién no tiene un amigo que sabe de todo; Yo tengo uno que hasta hacerse su cerveza sabe— Se trataba de contar los rayos gamma. Lo hicieron. —Tener o ser un padre así­ no tiene precio, ¿verdad?— El colega se llamaba Frank Asaro y de entrada no le agradó la idea; Era muchí­simo trabajo. Ocho meses se tardarí­a en ejecutarla. Pero que queréis, no se le puede negar mucho a un encantador premio Nobel. Los primeros resultados impactaron a Asaro y a su equipo. El nivel de iridio era increí­blemente alto. Eso debí­a ser de origen cósmico. No habí­a duda: Ese nivel tan alto tuvo que haber sido algo grande, brusco, y probablemente catastrófico. Los Álvarez llegaron a la conclusión de que algo habí­a caí­do a la Tierra. Pedro Picapiedra y su perro Dino habí­an desaparecido de un tremendo pedriscazo procedente del espacio exterior. Así­ lo comunicaron en 1980, en la asamblea de la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia. ¡ay amigos! A la comunidad cientí­fica no le gustó. Alguien habí­a estado ejerciendo geologí­a sin licencia. Dicen que no hay peor dogmático que un dogmático cientí­fico . También aseguran las malas lenguas que don Luí­s escribió un artí­culo en el New York Times diciendo que “Los paleontólogos no son muy buenos cientí­ficos, más bien parecen coleccionistas de estampitas†—Huy, eso si duele— Muchos se les fueron a los Álvarez a la yugular. Lo único que podí­a apoyar la teorí­a de los Álvarez era algo que no tení­an: Una Zona de Impacto. Aquí­ regresa Eugene Shoemaker y el Cráter de Manson ¡La nuera de Shoemaker daba clases en la Universidad de Iowa! Todos se volvieron a Shoemaker. Nadie sabí­a más que él sobre esa Zona de Impacto. Fí­jense que Iowa no es atractivo para los geólogos. No hay petróleo, o cuando menos no grandes yacimientos; Ni picos alpinos ni glaciares; Ni grandes yacimientos de metales preciosos. Pero eso no importaba: el Cráter de Manson estaba a punto de convertirse en un fascinante objeto de los deseos de muchos especialistas del planeta. Creí­an tener el cráter del impacto que habí­a borrado a los dinosaurios de la faz de la tierra. No haré el relato más largo —tiene tela— Los estudios llevaron a otra cosa. El Cráter era nueve millones de años más antiguo y más pequeño de lo que los primeros cálculos mostraban. Aparece en el mapa geológico Chixchulub Vaya por dios. Los geólogos de la Universidad de Iowa quedaron tristes y frustrados. En el horizonte se perfilaba otro candidato a ser el causante de la desaparición de los animalotes prehistóricos: Chixchulub, en la pení­nsula de Yucatán, México. Investigadores de la empresa petrolera mexicana, PEMEX, lo habí­an descubierto en 1952, pero sin darle mucha bola. Era una formación anular de 193 kilómetros de anchura y cuarenta y ocho de profundidad. Lo que pasó entonces es que los geólogos de la empresa lo consideraron como una formación volcánica, criterio muy de la época. A principios de 1990, Alan Hildebrand, geólogo de la Universidad de Arizona fue hasta ahí­. Se iniciaron los estudios y a principios de 1991 ya se tení­a la conclusión de que ese si, ahora si, era el tan deseado cráter. Chixchulub era el lugar del impacto. ¿Pero es que tan peligroso es realmente un impacto? ? Muchos se preguntaban “¿Cómo puede un objeto de unos pocos de kilómetros de diámetro hacer un desastre descomunal?†Afortunadamente ahí­ estaban Shoemaker y Levy. La afición a la cacerí­a de rocas espaciales, les rendí­a fruto. Descubren un cometa, al que se le bautiza como el cometa “Shoemaker-Levi 9â€. Los cazadores se dan cuenta que el cometa se dirige contra el gigante del Sistema Solar, Júpiter. ¡San Bombazo! Se presentaba una oportunidad única de probar las teorí­as respecto a los efectos de los impactos. Los terrí­colas tendrí­an la oportunidad de presenciar una verdadera colisión cósmica, gracias a las virtudes del telescopio espacial Hubble. Realmente nadie se hacia ilusiones. El mentado cometa estaba fragmentado en 21 partes. Una frase se hizo famosa: “Tengo la impresión de que Júpiter se tragará esos cometas, sin soltar un eructo†—Pebbles, Asteroids: A History, 197— Todos estaban escépticos, excepto, ¿quién creeis ? ¡Sí­, Shoemaker! Los impactos se iniciaron el 16 de junio de 1994, duraron una semana e impresionaron a todos. Uno de los fragmentos llamado Núcleo G impactó con la fuerza de una bomba de seis millones de megatones, 75 veces el arsenal que se supone existe actualmente disponible en nuestro planeta. Núcleo G era relativamente pequeña, parecido a una montaña modesta, pero le hizo una herida en la superficie al Goliat del Sistema Solar como del tamaño de la Tierra. Los Álvarez habí­an ganado. Don Luis ya no llegó a enterarse, habí­a muerto en 1988; Eugene Shoemaker, cumpliéndose tres años del impacto en Júpiter, andaba en Australia buscando Zonas de Impacto. El lugar donde se encontraba Shoemaker es uno de los más inhóspitos, lejanos e inhabitables del planeta: El desierto de Tanami, al norte de Australia. Iba con su esposa Carolyn, astrónoma planetaria, conduciendo su Land Rover y ascendiendo por una colina. En sentido contrario y también ascendiendo la misma colina, vení­a otro vehí­culo. El impacto fue fatal. Carolyn sobrevivió, aunque con lesiones graves. Las cenizas de “Super Geneâ€, como le decí­an sus colegas y alumnos, se dividieron. Una parte se fue a la Luna a bordo de la nave espacial Lunar Prospector y el resto se esparció en el Cráter del Meteorito.
  5. http://actualidad.terra.es/nacional/articu...ado_1242144.htm
  6. eljarras

    una pregunta...

    Lee esta pregunta, intenta encontrar la respuesta, y después mira el resultado al final. No es una pregunta trampa. Ninguna frase tiene doble sentido: Un psicologo, mientras asistí­a al funeral de su madre, vio a un psicopata que no conocí­a. Pensó que ese era el hombre de su vida, tanto que se enamoró de él en aquel momento, pero no le pidió ni nombre ni teléfono y ya no pudo verlo de nuevo. Unos dí­as más tarde, este psicologo mató a su asesino. PREGUNTA: ¿por qué cuando llegamos a lo alto de una montaña nos ponemos las manos en las caderas?
  7. eljarras

    linea madre

    ninguno, el fluro guardatelo para las cametas y pon un buen mono.
  8. ya han ampliado nuestra sala de trofeos asi que ya podemos ganar mas titulos.. o ¿vosotros creiais que jugabamos mal por otra cosa? !! hala madrid!! p.d. oye luis_vk si ese vk es el que yo me figuro ,a ver si somos vecinos...
  9. eljarras

    CIENTIFICAMENTE

    ¿cual de las dos manos?
  10. hola compañeros,hace ya tiempo que miro el foro aprendiendo de todos ,y de todo.hoy me he registrado con ganas de participar a menudo con vosotros .mi primer post tiene que ver con una noticia echarla un ojo y ya me contareis.... http://www.elmundo.es/elmundo/2006/07/14/e...1152882884.html ¿y si organizamos una batida? un saludo y gracias por todo.
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