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Los tripulantes del barco ´Raor´ sufrieron ayer un inesperado naufragio en el Trofeo de Pesca de Altura de Castellón ´Garbí´ y ´Vidazón´ lograron rescatarles del hundimiento.
"Ha sido un susto tremendo. Por unos instantes, creí que se estaban ahogando". Estas eran las primeras impresiones de Pepe Nardi, patrón del Garbí, uno de los barcos que acudieron ayer al aviso de naufragio del Raor debido a una vía de agua. Eran las 6 de la mañana cuando todas las embarcaciones de la 7ª Copa de Europa-Trofeo Castellón de Pesca de Altura al Brumeo se disponían a faenar. "Estábamos cerca de la costa, a una milla y media. De repente recibimos el SOS del Raor y nos dirigimos a salvarles rápidamente", relataba Nardi.
EVITAR LA TRAGEDIA Un total de cuatro embarcaciones, Vidazón, Garbí, Decoroi y Barracuda IV, se acercaron hasta el navío Raor con el único fin de evitar la tragedia. "Todo fue muy rápido. Vimos a los seis tripulantes con los chalecos salvavidas puestos y achicando agua apresuradamente. El tiempo iba en nuestra contra", explicaba el patrón del Garbí. Fue entonces, cuando esta embarcación, la primera en llegar al rescate, actuó de inmediato. "Con una cuerda hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance para salvar el barco de la situación de emergencia. La verdad es que se hundía y no podíamos hacer nada para evitarlo. La cuerda con la que intentábamos remolcar al Raor cedió de repente y se partió hasta en dos ocasiones. Cada vez entraba más agua y el barco se iba a pique", explicaba Nardi.
OSCURIDAD Y AGUA La confusión fue uno de los inconvenientes a los que se enfrentaban los rescatadores, así como el sentimiento de pena al tratarse de unos conocidos compañeros. Toni Roig, uno de los tripulantes del Vidazón, narraba a este diario que "era aún de noche, estaba algo oscuro, cuando por radio oímos que pedían auxilio. Mayday, Mayday, decían. Estábamos a 3 millas y al llegar allí les vimos sacando el agua con cubos. Por momentos hubo mucha confusión. Era imposible acabar con tanta agua. Aunque les hubieran remolcado, el barco se hubiera hundido". En ese mismo instante, los tripulantes de las embarcaciones que acudieron para salvarles no vieron otra opción. "Era momento de que saltaran al agua y de que se olvidaran del barco", recordaba Toni Roig. "Llevamos al puerto a cuatro tripulantes y el Garbí a otros dos", apuntaba Roig. "Nos dio pena porque son amigos y un fallo mecánico lo puede tener cualquiera".