jomar: estupenda idea. No había aprendido más en el foro ni me había reido tanto hasta la fecha.
Ahí va la mía, más tragedia que comedia.
Hace ya cuarenta años, era un chavalín y disfrutaba de unas cortas vacaciones veraniegas de tres meses y medio en el Grao de Castellón. Algunos de los foreros seguro que recuerdan esas vacaciones repletas de bocadillos en la calle con el resto de la chiquillería, zambullidas en el puerto para coger dátiles de las rocas del fondo, y lanzamientos desde el tope de la caseta de algún viejo pesquero abandonado junto a las rocas del espigón.
Vivíamos en un pequeño bloque de pisos recién entregado donde tenía de vecinos a una familia de pescadores, donde el padre y tres de los cuatro hermanos salían a diario a faenar en una pequeña barca de entre cinco y seis metros de eslora, de nombre Mario, propulsada por un motor monocilíndrico de nombre vasco, que no recuerdo, y que se arrancaba mediante un cartucho de pólvora, como un gran petardo de mascletá, a la vez que se accionaba una manivela para hacer girar el cigüeñal.
No recuerdo porqué, pero el hecho es que me invitarón a acompañarles un día, y después otro y otro, y terminó Vicent, el padre, teniendo una llave de mi casa para despertarme de madrugada cada vez que le pedía salir con ellos.
Uno de esos días, sobre las cinco de la mañana caminando hacia el muelle pesquero me dice: calamos el trasmallo a unas tres millas frente a Oropesa. Hoy gobiernas hasta dar con ello. Dicho y hecho. Nada más dejar atrás el faro, me pasa los guardines y se meten bajo cubierta a echar una cabezada.
La noche era de absoluta calma, la mar como un espejo y llegamos al aparejo con noche cerrada todavía. Paramos el motor y esperamos al alba para cobrar, pero como queda algo más de media hora, el patrón decide echar una cabezadita a su vez. Sus hijos no se han despertado y yo me quedo pasando el tiempo comiendo galletas, cuando de repente, veo unas luces en el horizonte. Al cabo de un ratito, veo las luces más cerca, verde, blanca y roja. Como no tengo otra cosa mejor que hacer, pienso en la dirección que lleva el buque y tras un par de minutos, decido despertar al patrón y le digo: Vicent, creo que nos viene un buque de frente.
Asoma la cabeza por la escotilla y rápidamente empieza a llamar a sus hijos. No hay duda, el barco se acerca más y más y parece que su derrota pasa por nuestra posición. Y ahí que nos vemos, intentando arrancar el maldito motor. Cuatro intentos, con cuatro cartuchos y no hay manera. No es la primera vez que ocurre. A menudo son necesarios varios intentos para conseguirlo.
El barco, ahora visible, un sardinal, se nos echa encima. Gritos para ver si nos oyen. Todo tipo de movimientos agitando mantas. No notamos ningún cambio en el rumbo y el motor sin arrancar.
Nos aborda prácticamente por el centro y en perpendicular. Ruido estremecedor, agua y oscuridad. Tengo la sensación de que me ha cogido una ola en la rompiente, sólo que esta vez no veo nada. ¿Dónde está la superficie? Saco la cabeza y grito. Recuerdo en ese momento que soy el único de los embarcados que sabe nadar. Vicent, el patrón llama a sus hijos. Contestan uno tras otro. Están agarrados a distintos pedazos de madera que han estallado del barco.
El sardinal, vira en redondo y viene hacia nosostros. Nos pescan del agua y nos llevan a puerto. El patrón, que iba durmiendo de vuelta, al escuchar el estruendo del abordaje despierta y se imagina lo que ha ocurrido. El de guardia se ha quedado dormido con la rueda sujeta con dos cabos para seguir a rumbo. ¡Nadie vigilaba!
Unos días más tarde, los ranas de la refinería y un remolcador, siguiendo las instrucciones de la comandancia de marina reflotan la Mario. Está irreparable, partida por la mitad excepto la quilla. Crea conmoción cuando llega a puerto. El comentario más extendido es: ¡parece mentira que esto pueda ocurrir con lo grande que es la mar!¡Qué fatalidad!
De esa, y de milagro, nos salvamos todos, aunque dos de los que íbamos aquel día ya no están entre nosotros.
Moraleja: donde y cuando sea, siempre uno de guardia y el gobierno pronto.